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Las emisiones globales de metano están aumentando, impulsadas en gran medida por la actividad humana, y representan una seria amenaza para los objetivos climáticos internacionales.
A pesar de los esfuerzos por reducir estas emisiones, investigaciones recientes revelan un preocupante aumento del 20 por ciento en las fuentes de metano producidas por el ser humano en los últimos 20 años. Para aquellos que viven en la Unión Europea, una región que se esfuerza por reducir su huella ambiental, esta noticia destaca la escala global del desafío climático.
Informe del Presupuesto Global de Metano 2024
El informe del Presupuesto Global de Metano 2024, publicado en Earth System Science Data, ofrece los últimos datos sobre las tendencias del metano, con una conclusión preocupante: dos tercios de las emisiones globales de metano se atribuyen ahora a actividades humanas. Este aumento en el metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes, pone en riesgo el límite de calentamiento global de 1,5°C del Acuerdo de París.
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¿Por qué es tan peligroso el metano?
El metano es un gas de efecto invernadero de acción rápida, calentando la atmósfera casi 90 veces más efectivamente que el dióxido de carbono en sus primeros 20 años. Aunque no permanece en la atmósfera tanto tiempo como el CO2, su impacto a corto plazo es mucho más intenso. Desafortunadamente, actualmente no existen tecnologías escalables capaces de eliminar directamente el metano de la atmósfera, lo que hace que la prevención sea más crítica que nunca.
En 2023, las concentraciones de metano en la atmósfera alcanzaron un alarmante 1.923 partes por mil millones, 2,6 veces más altas que los niveles preindustriales, y la concentración más alta en al menos 800.000 años. Los científicos han dejado claro que esta tendencia no puede continuar si queremos mantener un clima habitable.
¿De dónde provienen las emisiones de metano?
Las emisiones de metano causadas por el ser humano provienen de diversas fuentes. Los mayores culpables son la agricultura (40 por ciento de las emisiones), la extracción de combustibles fósiles (34 por ciento), la gestión de residuos (19 por ciento) y la quema de biomasa (7 por ciento). Los principales emisores globales incluyen a China, India, Estados Unidos, Brasil y Rusia. El crecimiento de las emisiones se atribuye en gran medida al aumento de la actividad agrícola y de combustibles fósiles, especialmente en regiones en desarrollo.
Un hallazgo significativo en el informe es el papel de la actividad humana en fuentes previamente “naturales”. Los humedales, embalses y cuerpos de agua dulce ahora son reconocidos como importantes contribuyentes de metano, con la intervención humana representando un tercio de estas emisiones. Los embalses recién construidos, por ejemplo, producen alrededor de 30 millones de toneladas de metano anualmente debido al material orgánico en descomposición.
El papel de la UE en la reducción de emisiones de metano
Aunque las emisiones de metano están aumentando a nivel global, la Unión Europea se destaca por sus esfuerzos en la reducción de los niveles de metano. Según el informe, la UE es una de las pocas regiones, junto con Australia, que ha logrado reducir con éxito las emisiones de metano en las últimas dos décadas. Iniciativas como regulaciones más estrictas sobre la agricultura, la gestión de residuos y la extracción de combustibles fósiles han ayudado a la UE a reducir su producción de metano.
Como parte del Compromiso Global de Metano, más de 150 países, incluidos los estados miembros de la UE, se han comprometido a reducir las emisiones de metano en un 30 por ciento para 2030. Sin embargo, el mundo se está quedando rezagado en estos objetivos. Rob Jackson, de la Universidad de Stanford y presidente del Proyecto Carbono Global, señaló que estos objetivos ahora “parecen tan distantes como un oasis en el desierto”. Entre 2020 y 2023, las emisiones de metano aumentaron un 5 por ciento adicional, con aumentos significativos en China, el sur de Asia y Oriente Medio.
Si las tendencias globales continúan, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático advierte que podríamos enfrentar un aumento de temperatura de más de 3°C por encima de los niveles preindustriales para finales de este siglo, un escenario con consecuencias ambientales y económicas devastadoras.
Europa puede estar dando un ejemplo, pero el esfuerzo global para combatir las emisiones de metano requiere más acción, rápido.
Lea el informe completo aquí.