Durante las últimas décadas, la comunidad médica ha hecho grandes avances en innovación y medicina que han mejorado las tasas de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes que lidian con cáncer, enfermedad renal, enfermedad cardíaca y otras condiciones que ponen en peligro la vida. Sin embargo, el accidente cerebrovascular sigue afectando a 15 millones de personas en todo el mundo cada año, matando a cinco millones y dejando a otros cinco millones permanentemente discapacitados, con impactos que cambian la vida en su movilidad, habla, procesos de pensamiento y emociones, y más.
Además de costar innumerables vidas, el accidente cerebrovascular tiene un impacto económico significativo, ya que los sobrevivientes a menudo no pueden trabajar y requieren un tratamiento extenso, cuidado y rehabilitación. El costo global del accidente cerebrovascular y las discapacidades relacionadas actualmente representa el 0,66% del PIB mundial y se estima que costará 1 billón de dólares para el 2030. Se necesita una mejor prevención y tratamiento del accidente cerebrovascular para reducir la morbilidad y la carga financiera, lo que lo convierte en un imperativo humanitario y económico.
Democratizar el acceso a la atención crítica
Aproximadamente el 87% de los accidentes cerebrovasculares son isquémicos, en los que el flujo sanguíneo al cerebro está bloqueado. Debido al alto grado de complejidad clínica en los procedimientos neurointervencionistas para el accidente cerebrovascular isquémico, los tratamientos actuales, incluida la trombólisis intravenosa y la trombectomía endovascular, enfrentan numerosos problemas de navegación, orientación y control que pueden resultar en resultados clínicos subóptimos.
En 2001, el paradigma de tratamiento para una variedad de condiciones cambió para siempre cuando el Dr. Fred Moll fundó Intuitive Surgical y pionero en la introducción global de robots quirúrgicos en salas de operaciones. Esta innovación abrió el camino para que la robótica ayudara en histerectomías mínimamente invasivas, prostatectomías, reparaciones de válvulas cardíacas y más, agregando una nueva capa de tecnología a la atención del paciente.
Más de dos décadas después, la próxima revolución en robótica quirúrgica, que lleva robots endovasculares a salas de operaciones en todo el mundo para tratar condiciones de alta necesidad como el accidente cerebrovascular, puede ser igualmente impactante.
La robótica quirúrgica ofrece una navegación precisa de la vasculatura humana, que es notoriamente compleja, vasta y difícil de navegar. Ver a un neurorradiólogo controlar un robot endovascular es como ver un baile complejo y elegante. La robótica quirúrgica puede revolucionar los resultados clínicos para el accidente cerebrovascular y otras condiciones endovasculares graves, permitiendo procedimientos más seguros con tiempos de recuperación más rápidos y menos interrupciones. Sin embargo, el acceso al tratamiento mínimamente invasivo de condiciones vasculares complejas sigue siendo limitado en todo el mundo. Llevar robots endovasculares a salas de operaciones e instalaciones de atención médica en todo el mundo es clave para mejorar la prevención y el tratamiento del accidente cerebrovascular y reducir la morbilidad y la carga financiera del accidente cerebrovascular y otras condiciones vasculares que ponen en peligro la vida.
Una carrera hacia territorio inexplorado
A lo largo de la historia humana, la dificultad y la competencia han llevado a muchos de los grandes avances tecnológicos que damos por sentado hoy en día. En la robótica médica, esa competencia se está formando alrededor de una carrera de alto riesgo para llevar atención médica emergente a los pacientes de forma remota. En otras palabras, podemos utilizar las telecomunicaciones para tratar a pacientes en lugares remotos. Hoy en día, hay al menos quince empresas en diversas etapas de perseguir la noble misión de abordar la atención del accidente cerebrovascular a través de la telerrobótica.
Cada hito preclínico acerca más el campo a hacer que el tratamiento remoto para los accidentes cerebrovasculares sea una realidad. Recientemente vimos la primera demostración en el mundo de un procedimiento de accidente cerebrovascular remoto y transcontinental conocido como trombectomía mecánica. La capacidad de llevar a cabo trombectomías mecánicas de forma remota será fundamental para democratizar el acceso a este procedimiento que salva vidas, que actualmente solo se realiza en un puñado de centros de accidentes cerebrovasculares en los Estados Unidos.
Los procedimientos neuroendovasculares son complejos, por lo tanto, la solución telerrobótica adecuada para el accidente cerebrovascular seguramente residirá en la intersección de la medicina, la red, la videotelefonía, la ciberseguridad, la imagen y la inteligencia artificial. Llevar tecnologías desde el laboratorio hasta las clínicas de mercado masivo sin duda requerirá la creación de flujos de trabajo clínicos novedosos y acuerdos legales.
Me gusta decir que la robótica hace que las cosas difíciles sean más fáciles y las cosas fáciles sean más difíciles. En la telerrobótica, debemos reconocer las limitaciones inherentes de la robótica quirúrgica e innovar nuevas tecnologías para compensar. Por ejemplo, los motores robóticos nunca igualarán la sincronización y precisión de las manos humanas altamente entrenadas. Para tener en cuenta eso, debemos desarrollar mecanismos de dirección novedosos y altamente precisos.
Las iteraciones actuales de las plataformas de robótica endovascular han luchado por agregar valor clínico práctico desde el principio hasta el final de los procedimientos. Involucran demasiadas variables que pueden fallar, tienen demasiados requisitos específicos del robot de las clínicas en las que operan y tienen demasiadas limitaciones en las anatomías de los pacientes. En resumen, no han mejorado tangiblemente los resultados clínicos para compensar el aumento de costos, tiempo y complejidad asociados con la robótica quirúrgica.
Para realizar la próxima generación en robótica quirúrgica endovascular y construir soluciones que lleven el tratamiento a los pacientes que lo necesitan, debemos confiar en los enfoques de primeros principios que surgen de las realidades clínicas. El accidente cerebrovascular, en particular, representa un área de la medicina con innumerables desafíos combinados con una necesidad significativa de una gran población de pacientes. Con la tecnología y el enfoque adecuados, la democratización de los procedimientos endovasculares que salvan vidas está a nuestro alcance.