Claudia Sheinbaum es la primera presidenta de México en tiempos modernos. El paso de la banda presidencial cada seis años siempre es una ocasión importante y simbólica en México. Pero el martes, cuando fue colocada sobre el hombro de Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar el cargo más alto del país, fue verdaderamente un momento histórico en más de 200 años de historia moderna mexicana. Ha sido un largo camino que llevó a la primera alcaldesa de la Ciudad de México a romper el techo de cristal en la política mexicana nuevamente, esta vez a nivel nacional. Con enormes aplausos de “¡Presidenta!” resonando tanto dentro como fuera de la cámara del Congreso, levantó el puño en señal de victoria, saboreando el momento. Hubo aplausos dentro del Congreso, donde el partido gobernante tiene la mayoría. Comenzó su primer discurso como presidenta agradeciendo a su mentor político y predecesor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador, llamándolo “el líder político y guerrero social más importante de la historia moderna de México”. Él deja el cargo, dijo, con “el mayor amor de su pueblo”. En ese punto, no se equivoca. López Obrador es profundamente amado por sus seguidores y sus índices de popularidad en sus últimos días en el cargo fueron más altos que los de cualquier otro presidente en la historia de México. Indudablemente deja zapatos muy grandes para que ella los llene, pero la presidenta Sheinbaum fue rápida en enfatizar que no se sentía intimidada. “Es tiempo de las mujeres”, dijo entre aplausos de los legisladores del partido gobernante. “Las mujeres han llegado para dar forma al destino de nuestra hermosa nación”.
