NUEVA YORK — La Banda B.O.N.E. Squad es el tipo de banda de jazz que te hace temblar las rodillas y te hace mover los pies. Lo llaman jazz hip-hop, lleno de funk y groove y soul. Para algunos en Nueva York, la B.O.N.E. Squad es una institución local, con un concierto fijo como acto de apertura en un teatro del Bronx.
Pero en esta noche de enero, la B.O.N.E. Squad está en un abarrotado salón de música de Manhattan llamado The Cutting Room para tocar canciones de su último álbum con su miembro más nuevo: una leyenda olÃmpica de 77 años que está detrás de un set de bongos y congas. Stix Bones, el lÃder de la banda y baterista principal, lo presenta.
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“El hombre en persona”, grita en un micrófono. “¡Bob Beamon!”
Y Beamon, quien durante casi seis décadas ha mantenido el récord olÃmpico de salto de longitud, comienza a golpear las congas con las palmas. Bop-a-bop-a-bop. El ritmo se acelera, hasta que parece que toda la sala está llena del sonido de Bob Beamon tocando las congas. La gente en la multitud comienza a gritar.
Beamon estima que tiene 6,000 discos de jazz en su casa en Myrtle Beach, S.C. Beamon los mira a través de gafas redondas que parecen cambiar de color a la luz y se parecen casi a un par de anillos olÃmpicos. Una pequeña sonrisa se desliza por sus labios. Observándolo, serÃa imposible imaginar que menos de un año atrás apenas podÃa tocar, que nunca habÃa sido entrenado y tuvo que reaprender muchos conceptos básicos. Llegar a esta noche, con esta banda, tomó meses de trabajo agónico.