Orihuela cuenta con una distinción única: es una de las 28 ciudades en todo el mundo que posee una pintura del renombrado artista barroco español, Diego Velázquez.
Esta extraordinaria obra de arte, titulada “La Tentación de Santo Tomás”, fue redescubierta a principios del siglo XX. Inicialmente catalogada como una obra de Velázquez en 1960, su atribución fue confirmada en la década de 1990 por el historiador Javier Sánchez Portas.
Según la investigación de Sánchez Portas, la pintura fue un regalo del confesor del rey Felipe IV al Colegio de Santo Domingo en Orihuela en 1633. Este descubrimiento arroja luz sobre la línea de tiempo de la creación de la pintura, situándola entre 1631 y principios de 1633.
Aunque Velázquez es conocido principalmente por sus retratos, “La Tentación de Santo Tomás” es un ejemplo notable de su pintura religiosa. Sánchez Portas sugiere que el artista pudo haber sido influenciado por Fray Antonio de Sotomayor, el confesor de Felipe IV y benefactor del Colegio de Santo Domingo.
Los elementos estilísticos de la pintura, incluida su composición diagonal, juego de luces y sombras, y modificaciones intencionales, son características de la técnica magistral de Velázquez. El tema, que representa la tentación de Santo Tomás de Aquino, refleja el propósito previsto de la pintura como una lección espiritual para los estudiantes de la Universidad de Orihuela.
“La Tentación de Santo Tomás” no solo se ha convertido en un ícono cultural para Orihuela, sino que también ha atraído la atención internacional. La pintura ha sido exhibida en prestigiosos museos como el Louvre y el Prado, mostrando la rica herencia artística de Orihuela.
Mientras Orihuela se prepara para celebrar el 425 aniversario del nacimiento de Velázquez, “La Tentación de Santo Tomás” sigue siendo un símbolo muy apreciado de la conexión de la ciudad con la grandeza artística.