They serve as a form of artistic expression and competition, a way for artists to assert their dominance and skill in a musical form. In this context, the hyperbolic and provocative nature of the lyrics in Not Like Us could be seen as part of the tradition of the diss track, rather than a serious allegation of criminal behavior.
Ultimately, the outcome of Drake’s lawsuit against UMG will depend on a variety of legal factors, including the specific wording of the alleged defamation, the context in which it was made, and the overall nature of the beef between Drake and Kendrick Lamar. It remains to be seen whether the court will view the lyrics of Not Like Us as protected speech within the realm of hip-hop diss tracks, or as a harmful and defamatory attack on Drake’s character.
Regardless of the legal outcome, the controversy surrounding Not Like Us has reignited debates about the boundaries of artistic expression, the power dynamics within the music industry, and the ethical responsibilities of artists when engaging in public feuds. As the case unfolds, it will continue to be a topic of intense interest and discussion within the hip-hop community and beyond. ” Se podría, si así lo deseas, trazar una línea que conecte Not Like Us con los insultos intercambiados por UTFO y Roxanne Shante en la guerra de Roxanne de 1984, o la disputa entre MC Shan y Boogie Down Productions sobre el verdadero lugar de nacimiento del hip-hop en 1986, aunque es difícil hacerlo sin también notar que las canciones de disolución se han vuelto más directas de una manera ligeramente preocupante en los últimos años, arrastrando a las familias de los artistas y, cada vez más, a los niños al campo de batalla como medio para anotar puntos. Nadie va a presentar Ether, la devastación de Jay-Z de 2001, como un modelo de decoro, pero aún se siente como si estuviera hecho de una sustancia diferente al The Story of Adidon de Pusha T, un ataque total de 2018 a la vida personal y la salud mental de Drake que un crítico describió como “llevar un arma a una pelea de cuchillos”.
Si la demanda de Drake tiene éxito, arroja una granada de mano en todo un área de la cultura del rap. Incluso si piensas que dicha área podría necesitar enfriarse unos grados, la noción de usar los tribunales para hacerlo es, en el mejor de los casos, profundamente peculiar; la idea de que los raperos que hacen canciones de disolución deberán cuidar sus modales o enfrentar consecuencias legales se siente de alguna manera antitética a todo el negocio, y fácilmente podrías representarlo como una forma de censura. El caso llega tras otro rapero superestrella, Young Thug, siendo llevado a juicio con sus letras utilizadas como supuesta evidencia en su contra, lo cual fue criticado como un ataque a la libertad de expresión y la expresión artística. Muchos verán la demanda de Drake como haciendo lo mismo, y contra un colega rapero, nada menos.
No hace falta mucha imaginación para ver a Drake siendo retratado como un hombre que destruyó por sí solo una larga tradición del rap en la que estuvo perfectamente feliz de participar durante años, peleando en pistas con todos, desde Kanye West hasta Meek Mill y Tyga, porque fue vencido en ello. Una victoria en los tribunales podría resultar ser pírrica.”