El primer largometraje solista de Silvina Schnicer, “The Cottage”, se proyecta en competencia esta semana en el Festival de Cine de Marrakech en Marruecos.
La película sigue a una familia de clase media alta en Argentina mientras visitan su casa de vacaciones en un vecindario rural, solo para descubrir que los ocupantes ilegales han estado usando el edificio y lo han dejado en un estado desagradable. El patriarca de la familia, Rudi, intenta convencer a los demás propietarios de la comunidad de que Tomás, el portero, tiene la culpa y debería ser despedido.
Mientras tanto, fuera de la vista de sus padres, los niños del vecindario deambulan por las calles, participando en tradiciones tradicionales de travesuras, hasta que las cosas van demasiado lejos y cometen un acto atroz. Después de enterarse de lo que han hecho sus hijos, los objetivos de Rudi cambian rápidamente mientras busca encubrir las fechorías de sus hijos.
“The Cottage” está escrita y dirigida por Schnicer, un consumado cineasta que codirigió varios títulos exitosos, incluida la ganadora del premio a la mejor película de Guadalajara y nuevos directores de San Sebastián “Carajita” y el jugador de San Sebastián de 2018 “Tigre”.
Produjeron Brava Cine, Werner Cine, Casa Na Árvore, Villano Producciones y Palmeras Slvajes.
Variedad Nos reunimos con Schnicer antes de las proyecciones de esta semana para hablar sobre su primera salida en solitario, por qué la estructura familiar genera un material narrativo tan rico y la importancia de la solidaridad en la industria cinematográfica latinoamericana.
Silvina Schnicer
Crédito: Brava Cine
Hay partes de la película que tienen un innegable trasfondo de terror. ¿Cuáles fueron algunas de las influencias del género que llegaron a “The Cottage”?
Honestamente, los elementos del género dentro de la película se encontraron una vez que comenzamos a filmar y continuaron apareciendo y construyéndose en la postproducción. Realmente no fue algo tan premeditado, o al menos no lo tuve tan claro mientras escribía. Pero elementos como el suspense, o incluso algunos de los elementos de terror “tímidos”, no solo se generaron a partir de las escenas tal como filmamos sino, sobre todo, del diseño de sonido. Creo que esos elementos terminaron moldeando más el tono de la película.
La dinámica familiar es un tema clave en las películas que ha dirigido hasta ahora. ¿Qué crees que tiene la unidad familiar que contribuye a una buena narración?
Creo que dentro de la unidad familiar es un pequeño ensayo de lo que sucede en la vida o en el mundo a gran escala. Además, si a este punto le sumamos que las relaciones familiares –lazos de sangre y vínculos elegidos en la vida– tienen todos los seres humanos, la familia acaba siendo un lugar muy rico desde el que empezar a contar cualquier historia. En estos mundos entran en juego las emociones más esenciales, a partir de las cuales se construye la empatía de forma muy orgánica y, se podría decir, casi infalible.
Ha codirigido tres películas muy bien recibidas, pero creo que “The Cottage” es su primer largometraje en solitario. ¿Cómo fue la experiencia en comparación con trabajar con un colaborador?
Sí, “The Cottage” es la primera película que dirigí solo. Realmente se siente como mi primera película. Trabajar en parejas establece otra dinámica: una responsabilidad compartida en la toma de decisiones. Me gusta mucho codirigir y lo volvería a hacer. Experimento el cine de una manera maravillosamente colaborativa. Sin un equipo técnico que te acompañe de cerca ninguna película es posible. Sin embargo, la experiencia de dirigir en solitario por primera vez me llevó a tener una experiencia de aprendizaje completamente diferente a la que había vivido antes. “The Cottage” es un proyecto muy personal inspirado en mis propias experiencias de vida y las de mi familia. Hoy sé que fue una historia que me tocó llevar adelante sola y estoy feliz y satisfecho de haberlo hecho así.
En tu película anterior, “Tigre”, trabajaste con actores jóvenes, aunque un poco mayores que los niños de esta película. ¿Cómo te preparó esa experiencia para trabajar con los niños en “La cabaña”?
Tanto con niños como con adolescentes me gusta trabajar con talentos que han tenido experiencia así como con los que no. En ambas películas me enfoqué en buscar a quienes ya tienen personalidad y, desde su esencia, están cerca de los personajes que necesitaba construir. Asimismo, con cada talento en cada película tuve que trabajar de manera diferente, buscando la manera de que cada uno de ellos pudiera conocerlos y trabajar junto con ellos con la herramienta que le conviene a cada uno. No creo que haya una fórmula. Creo que la intuición y conocer el talento es una buena forma de acercarse a él o ella para poder encaminarlo hacia el personaje deseado.
En “Mi Bestia” (Colombia), “Carajita” (República Dominicana) y ahora “La cabaña(Chile), trabajaste con cineastas y coproductores de otros países latinoamericanos. ¿Es ésta una decisión práctica por razones presupuestarias o de gestión de riesgos, creativa o un poco de ambas?
Las coproducciones cinematográficas en América Latina son mucho más que una estrategia económica. Son una herramienta poderosa para fortalecer nuestra industria, enriquecer nuestro panorama cultural y proyectar nuestras voces al mundo. Son un testimonio de la fuerza creativa de nuestra región y una invitación a seguir construyendo juntos un cine que nos represente y nos enorgullezca. Por supuesto, el reparto de costes y el acceso a fondos e incentivos son factores clave que permiten llevar a cabo proyectos ambiciosos. Pero más allá de eso, estas colaboraciones aseguran que nuestras historias lleguen a una audiencia mucho más amplia, trascendiendo fronteras y creando un impacto significativo en la industria cinematográfica regional.