John Oliver abrió el programa Last Week Tonight del domingo con una crítica a Donald Trump y su compañero de fórmula JD Vance por mentir sobre los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, a quienes han acusado falsamente de comerse las mascotas de la gente.
“¿Pueden siquiera recordar un momento en el que algo así hubiera sido descalificante?” se preguntó el presentador. “Porque yo ya no puedo. Los republicanos han nominado a Trump tres veces. Los demócratas hasta ahora han perdido contra él la mitad de las veces. Y la elección sigue inexplicablemente reñida porque, desafortunadamente, algunos estadounidenses vieron [el debate] y pensaron, ‘No me gusta cómo Kamala se rió cuando llamó a los inmigrantes comedores de perros. Eso no fue muy presidencial’”.
Las historias inventadas sobre los inmigrantes haitianos de Springfield, a quienes la ciudad acogió para ayudar a cubrir puestos de trabajo que los locales no querían, son “emblemáticas” de la campaña de Trump-Vance, dijo Oliver, señalando: “Los funcionarios de la ciudad insisten en que no hay evidencia de lo que Trump afirmó con confianza ante 67 millones de personas”.
“Y ‘lejos de simplemente repetir afirmaciones que ha escuchado, Vance realmente ha ayudado a crear gran parte del caos que ahora intenta explotar’”, dijo Oliver.
“Esta paranoia de comer mascotas fue construida sobre nada”, continuó. Sin un ejemplo real, sin un informe sustantivo. Aún peor, Vance lo sabía. Según un informe del Wall Street Journal, Vance llamó al administrador de la ciudad de Springfield, quien le dijo que los rumores sobre mascotas robadas en la ciudad simplemente no eran ciertos.
“Así que Vance sabía que era una mentira todo este tiempo”, dijo Oliver. “Pero en lugar de simplemente admitirlo, él y su campaña han estado tratando de encontrar nuevas pruebas de mierda – todas las cuales no se parecen en nada a las afirmaciones que ha hecho, o se desmoronan ante el más mínimo escrutinio”.
Aunque Vance no es bueno en muchas cosas, agregó Oliver, “resulta que es bastante bueno repitiendo mentiras racistas como el imbécil sin espina dorsal que es”.
En su segmento principal, Oliver abordó problemas con los beneficios por discapacidad del Seguro Social, en los que dependen 15 millones de estadounidenses para cubrir necesidades básicas como alimentos, vivienda y atención médica. Los beneficios se administran a través de un par de programas: el ingreso de seguridad suplementario (SSI), que se basa en la necesidad y está destinado a personas mayores o discapacitadas, y el seguro por discapacidad del Seguro Social (SSDI), para personas que contribuyeron al seguro social a través de impuestos sobre la nómina pero no pueden trabajar sustancialmente debido a una discapacidad. Si calificas para alguno de los dos, también calificas para Medicare o Medicaid.
“Estos programas son la red de seguridad clave para muchos de los discapacitados en este país”, dijo Oliver. “Desafortunadamente, como cualquiera que haya intentado solicitarlos te dirá, el proceso de solicitud es una pesadilla absoluta”.
“El hecho es que la mayoría de las personas discapacitadas que solicitan beneficios por discapacidad son rechazadas”, explicó. “Es una de esas cosas que no tienen sentido, pero que es realmente cierto, como que la mayoría del aceite de trufa no se hace con trufas, o que la persona más vieja del mundo técnicamente nunca muere, o el hecho de que Tim Walz es más joven que Weird Al”.
Un informe de la oficina de responsabilidad gubernamental encontró que entre 2014 y 2019, alrededor de 48,000 personas se declararon en bancarrota mientras esperaban una decisión final sobre sus apelaciones por discapacidad. “Estos beneficios pueden ser difíciles de obtener, fáciles de perder” y “pueden poner tu vida patas arriba”, dijo Oliver, ya que están regidos por criterios estrechos no basados en el diagnóstico de un médico, sino en una lista de condiciones específicas. Y los criterios pueden ser, como lo expresó Oliver, “totalmente desfasados con la práctica médica moderna”.
Agregó: “Tus registros podrían ser revisados por alguien que nunca te ha conocido, podrías ser examinado brevemente por alguien sin experiencia en tu condición y pueden usar datos desactualizados para determinar si obtienes beneficios críticos”.
Para responder a la pregunta de si una discapacidad impide que alguien trabaje, la agencia consulta una lista de títulos ocupacionales que fue actualizada por última vez en 1977. A las personas se les han denegado beneficios porque la agencia encontró trabajos en la lista que teóricamente podrían hacer, incluyendo clasificador de nueces, procesador de huevos, inspector de espigas y enrollador de cintas magnéticas, “que serían trabajos fáciles de encontrar si vivieras en 1977 o en el ocupado mundo de Richard Scarry”, dijo Oliver, “pero es una lista ridícula para la época moderna”.
Parte del problema es que la Administración del Seguro Social ha estado subfinanciada durante más de una década, después de que un Congreso liderado por los republicanos redujera su presupuesto en 2011. “Francamente, no es de extrañar que el año pasado hubiera un atraso de un millón de reclamos iniciales de discapacidad pendientes”, dijo Oliver.
Una vez que obtienes beneficios, debes cumplir con estrictos límites de ingresos y activos para mantenerlos, límites que hacen “prácticamente imposible ahorrar dinero”, a veces tan bajos como $2,000. Oliver señaló varios ejemplos de personas a las que se les negaron sus beneficios por discapacidad durante la pandemia, después de que los cheques de estímulo emitidos por el gobierno, que se suponía que estaban exentos, los pusieron por encima de los límites de activos.
“No sé cómo alguien puede pensar que el gobierno está dirigido por un grupo de élites sombrías cuando más a menudo parece estar dirigido por tres mapaches apilados en un traje de tienda de hombres”, dijo Oliver. “Porque solo ellos enviarían dinero a alguien durante la pandemia, olvidarían que fueron ellos quienes lo enviaron y luego exigirían más del doble de ese dinero de vuelta”.
No se trata solo del dinero, agregó. “No se trata solo de que las personas discapacitadas satisfagan sus necesidades básicas. Se trata de crear una sociedad donde sean miembros iguales y activos”.
“Este sistema necesita ser mejor”, concluyó, “no solo por el bien de las personas discapacitadas, sino por el de todos”.
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