Intolerancia química en padres vinculada al riesgo de autismo y TDAH en niños.

El trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son condiciones neurodesarrollales cada vez más prevalentes en los Estados Unidos. El TEA se caracteriza por dificultades en la comunicación social y comportamientos restringidos y repetitivos, mientras que el TDAH implica una inatención persistente y/o hiperactividad-impulsividad que interrumpe el funcionamiento o desarrollo.

Desde 2002 hasta 2020, la prevalencia del autismo aumentó anualmente entre un 6% y un 15%. En cuanto al TDAH, aproximadamente el 6% de los jóvenes y el 2.5% de los adultos están afectados a nivel mundial. El aumento de estos trastornos es alarmante, con evidencia que apunta a las interacciones gen-ambiente como contribuyentes clave a su desarrollo.

Investigaciones recientes destacan la intolerancia química parental como un predictor del riesgo de autismo en niños, enfatizando el papel de factores ambientales junto con predisposiciones genéticas. Comprender la interacción entre estos factores ofrece oportunidades para medidas preventivas e intervenciones destinadas a reducir la incidencia y mitigar los efectos de estas condiciones desafiantes.

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