Innovación en marcha en G2 – ButterWord

¿Alguna vez te has preguntado por qué tus equipos luchan por innovar más allá de su hoja de ruta? Probablemente estén demasiado ocupados manteniendo las luces encendidas para retroceder y repensar lo que es posible.

Lo entiendo: he pasado 20 años en el mundo del software, constantemente equilibrando la necesidad de entregar resultados conocidos con la necesidad de explorar lo que viene a continuación. Es una tarea difícil, pero he luchado lo suficiente para darme cuenta de que si no creamos espacio para la innovación, esta no ocurrirá.

En G2 hemos evolucionado nuestro enfoque con el tiempo, comenzando con algo simple: dar a las personas el espacio para respirar y explorar ideas para las que desearían tener tiempo. Ese pequeño cambio se convirtió en algo mucho más grande: un intento de hackathon de dos semanas que ha ido evolucionando continuamente.

En este artículo, te guiaré a través de ese proceso, no como un manual de instrucciones prescriptivo, sino como una invitación a explorar a tu manera. Porque la innovación no se trata de tener la organización perfecta, se trata de crear espacio para lo que es posible.

El camino hacia la innovación de G2: De la semana laboral a los hackatones

Cada intento comienza con una hipótesis. Pero en el mundo del desarrollo de software, hay otro factor crítico: el apetito por ese intento. ¿Cuánto tiempo estamos dispuestos a invertir en explorar lo desconocido?

La respuesta a eso generalmente está dictada por la etapa de la empresa y su cultura. Algunas organizaciones nunca han priorizado la innovación adecuadamente, lo que hace que la idea de que los equipos pasen una semana o más trabajando en algo no estructurado sea difícil.

Y honestamente, lo entiendo. Apostar por un resultado incierto puede sentirse arriesgado. Pero ¿eso significa que la innovación está fuera de alcance? Para nada. Comienza poco a poco. ¿Puedes dedicar un día? ¿Una tarde? Demuestra el valor en pequeños pasos, y con el tiempo, ese apetito crecerá.

En G2, tuve la suerte de trabajar con fundadores que ya veían el valor de la innovación, lo que significaba que comenzamos con un apetito más amplio. Pero eso no significaba que siempre lo hiciéramos correctamente. Nuestro proceso, desde la semana laboral hasta el hackathon final, ha estado lleno de lecciones, iteraciones y giros inesperados, cada uno dando forma a la forma en que fomentamos la innovación hoy en día.

Semana laboral: el descanso para respirar

En los primeros días, nuestro enfoque de la innovación no se trataba de construir la próxima gran cosa, se trataba de tomar aire. Nuestros equipos estaban presionando para entregar características, pero en ese impulso implacable, no siempre dejábamos la base de código en un estado que fomentara la innovación a largo plazo. Así que dedicamos tiempo a regresar, refactorizar y eliminar patrones: una semana laboral. Básicamente implementamos un botón de reinicio para el código.

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Sin embargo, este esfuerzo reveló que una de las mayores barreras para la innovación no es solo la falta de tiempo, es la deuda técnica que dificulta la innovación futura. Cuando te mueves rápido pero no mantienes continuamente el código en algo mantenible y desplegable, creas fricción para cada idea futura.

Si bien este enfoque nos ayudó a mejorar la calidad de nuestro código, no generó mucha inspiración. No surgió nada revolucionario, solo pequeñas mejoras en la calidad de vida que facilitaron un poco el progreso. De alguna manera, incluso envió el mensaje incorrecto: estaba bien entregar un código deficiente siempre que tuviéramos una “semana laboral” para limpiarlo más tarde. Fue un primer paso necesario, pero rápidamente nos dimos cuenta de que si queríamos impulsar la innovación real, necesitábamos un enfoque diferente. La semana de progreso fue creada para desempeñar ese papel.

Semana de progreso: la cumbre de innovación

A medida que G2 crecía, también lo hacía la demanda de innovación. El crecimiento de una empresa introduce más procesos y, si bien la estructura es necesaria, también puede interferir con la energía creativa que impulsa la innovación real. Empezamos a escuchar un tema consistente de nuestros equipos: querían espacio para explorar ideas fuera de la hoja de ruta.

Al mismo tiempo, no queríamos abandonar por completo los beneficios de nuestra mentalidad innovadora de la “Semana laboral”: algunos ingenieros aún valoraban el tiempo para mejorar la base de código. Así que evolucionamos.

El resultado fue lo que llamamos inicialmente “Semana de progreso”, que finalmente se convirtió en la “cumbre de innovación”. Fue un evento no estructurado de dos semanas donde los equipos autoseleccionados podían explorar nuevas ideas, experimentar con tecnologías emergentes y construir algo nuevo.

Al final de las dos semanas, los equipos presentaban su trabajo, y de inmediato, veíamos logros. ¿Uno de los mayores éxitos tempranos? Una integración que llevaba las acciones de G2 directamente a Slack. Esto era algo que no estaba en la hoja de ruta pero que ofrecía un valor inmediato.

Pero si bien este enfoque desbloqueaba la creatividad, también tenía sus propios desafíos. Muchas grandes ideas nunca se materializaron. Incluso cuando nos encantaba lo que los equipos construían, luchábamos por cerrar el ciclo y llevar esas innovaciones a la producción. Tan pronto como terminaba la cumbre de innovación, volvíamos al trabajo “regular”, y muchos proyectos simplemente se desvanecían en el fondo.

La inspiración estaba ahí. El aprendizaje estaba ahí. Pero no estábamos aprovechando el impacto total de esas innovaciones. Necesitábamos encontrar una forma de cerrar la brecha entre la exploración creativa y los resultados reales y duraderos. Fue entonces cuando introdujimos los hackatones para dar vida a esas ideas.

Hackatones: puente entre innovación e impacto

A medida que crecía la energía y el apetito por la innovación, también lo hacía nuestra ambición. Habíamos encontrado la chispa que la exploración no estructurada podía crear, pero queríamos llevarlo un paso más allá, no solo para inspirar a nuestros equipos, sino también para impulsar un impacto comercial real. Esto nos llevó a nuestro siguiente paso: el Hackathon de G2.

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Los hackatones no son algo nuevo; la industria tecnológica los ha utilizado durante mucho tiempo para impulsar ideas innovadoras. Sin embargo, en G2, queríamos refinar la fórmula para combinar la creatividad abierta con un enfoque en los resultados. ¿La clave? El apoyo de nivel ejecutivo. Trajimos a nuestros ejecutivos como jueces, asegurando la conexión entre las ideas más audaces y los resultados que impulsarían el negocio. Encontramos un gran éxito en la forma en que decidimos llevar a cabo nuestros hackatones, y como siempre, compartir es amar.

Cómo G2 lidera un hackathon

En G2, nuestros hackatones están diseñados para lograr el equilibrio perfecto entre la creatividad y el impacto comercial. Así es como los estructuramos para maximizar la participación y los resultados:

Un tema claro pero abierto

Cada hackathon comienza con un tema general, lo suficientemente amplio como para estimular la creatividad pero lo suficientemente enfocado como para generar resultados significativos. Por ejemplo, nuestro tema de “inspirar al cliente” animó a los equipos a explorar formas de mejorar la experiencia del cliente manteniendo el enfoque en los objetivos comerciales.

Formación de equipos con propósito

Una vez que reunimos a los participantes, tanto en persona como de forma remota, nos centramos en formar equipos que mezclen diferentes perspectivas y niveles de experiencia. No se trata solo de reunir gente; se trata de fomentar nuevas colaboraciones y asegurar que cada equipo tenga la combinación adecuada de habilidades para dar vida a una idea.

Generación de ideas y ejecución a un ritmo rápido

Al comenzar el hackathon, los equipos registran rápidamente sus ideas para comprometerse con una dirección. A partir de ahí, tienen dos semanas para explorar, construir y refinar sus conceptos. El objetivo no es solo generar una lluvia de ideas; es entregar algo tangible al final.

Evaluación a nivel ejecutivo para un impacto real

Al final del hackathon, los equipos presentan sus proyectos a un panel de ejecutivos interfuncionales. Las ideas ganadoras no se juzgan solo por el ingenio técnico; se evalúan en gran medida por su capacidad para impactar en los objetivos comerciales.

Agradecimiento, recompensas y próximos pasos

Los tres mejores equipos reciben premios en efectivo y apoyo continuo para convertir sus ideas en realidad. Pero no termina ahí. Promovemos su trabajo en toda la empresa y en las redes sociales, dejando claro que estas innovaciones son importantes y tienen el potencial de dar forma al futuro de G2.

Esta estructura asegura que los hackatones no sean solo proyectos aislados, sino un impulsor central de la innovación en G2. Al combinar inspiración, ejecución y evaluación, creamos espacio para que las ideas innovadoras arraiguen y prosperen.

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El impacto real de los hackatones

Este enfoque funcionó. Al lograr el equilibrio adecuado entre la emoción y el enfoque, comenzamos a ver mejoras reales y tangibles en nuestros productos surgir de nuestros hackatones.

Algunos de los mayores éxitos incluyen:

– Empuje en my.g2: que ayuda a los clientes a acceder rápidamente a lo más importante y simplifica la revisión de la colección.
– G2 Impacto integrado: ver el impacto de los datos de G2 en un flujo de marketing y ventas se hizo realidad al obtener una visión completa gracias a algunas integraciones de socios.
– Automatización con IA: la automatización con inteligencia artificial, como la creación de páginas de destino y respuestas de revisión asistidas por IA, se ha vuelto fundamental para nuestra experiencia de producto.

Pero, como siempre, hubo desafíos. No todas las grandes ideas llegaron a los clientes. Las prioridades competitivas significaron que algunos proyectos muy prometedores se estancaron, y tuvimos que replantearnos cómo mantener el impulso más allá del hackathon. También aprendimos que, si bien los temas estructurados ayudaron a alinear la innovación con los objetivos comerciales, a veces limitaban el tipo de ideas visionarias que podrían redefinir nuestro futuro.

Para equilibrar esto, dividimos el tiempo entre el Hackathon y la Cumbre de Innovación. Los hackatones siguen centrados en ofrecer resultados tangibles, mientras que la Cumbre de Innovación brinda espacio para la exploración abierta.

Y ahí es donde nos encontramos hoy, en una cultura de innovación en constante evolución. Ahora sabemos que el impacto real no proviene de un solo evento o proceso, sino de crear continuamente espacio para un pensamiento audaz. Y a medida que avanzamos, seguiremos aprendiendo, iterando y encontrando nuevas formas de superar los límites de lo que es posible.

Vida Hack

El viaje de G2 muestra que la innovación no es una iniciativa única; es una mentalidad. Requiere una experimentación constante, no solo en eventos dedicados, sino en cómo los equipos abordan su trabajo todos los días. Hemos visto este cambio de primera mano, con equipos que habitualmente encuentran momentos de innovación dentro de sus ciclos regulares de trabajo. El resultado son equipos más comprometidos y un camino más sostenible hacia resultados consistentemente impactantes.

¿No estás seguro de por dónde empezar con la creación de tu propio hackathon? Comienza donde puedas. Identifica el área sobre la que tienes control y organiza un evento de innovación, por pequeño que sea. Da a los equipos la libertad de explorar, pero establece un objetivo claro para medir el impacto. Celebra los éxitos para crear impulso y aumenta esa inversión con el tiempo. Y lo más importante, nunca dejes de experimentar.

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Editado por Supanna das