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Ya sea que tengan razón o no, las protestas contra el turismo masivo y el hacinamiento, que han sido percibidas como manifestaciones antituristas en todo el mundo, en particular en mercados clave como el Reino Unido y Alemania, han tenido un impacto negativo en la imagen de Mallorca.
El Daily Telegraph ha clasificado a Mallorca como “el lugar más hostil de Europa para los turistas británicos”, lo cual no será bien recibido por la industria turística mallorquina, sin mencionar a las autoridades mientras se embarcan en su ambiciosa tentativa de combatir el turismo masivo el próximo verano.
El periódico detalla todas las protestas contra el turismo masivo celebradas este verano y también llama la atención sobre el hecho de que las personas en las manifestaciones portaban pancartas que decían “turistas vayan a casa”. El problema con las protestas es que, si bien han sido dirigidas al modelo turístico y las políticas del gobierno balear, y no en general a los turistas, así no es como las manifestaciones han sido vistas por los medios internacionales.
A principios de agosto, TUI advirtió que las protestas contra el turismo en Mallorca deberían tomarse en serio. En una entrevista con el periódico alemán Bild am Sonntag, el CEO de TUI, Sebastian Ebel, dijo que podía entender las protestas contra el turismo masivo en Mallorca. Ebel enfatizó que las protestas deberían tomarse en serio, “porque nos sentiríamos de la misma manera”. Observó que las protestas son contra problemas “excesivos” como el aumento de los alquileres, el aumento de los precios de las viviendas y el volumen del tráfico.
Pero, en cuanto al tema del tráfico, el miércoles por la mañana se tardó una hora en conducir desde el aeropuerto hasta el centro de Palma y la gran mayoría de los vehículos no eran coches de alquiler, era un embotellamiento todo el camino y esto sucede todas las mañanas y tardes durante las horas pico. Ebel agregó: “Es importante analizar qué motiva a las personas, cuánto turismo quieren y cuánto no. En última instancia, son las personas que viven allí las que deberían decidir cuánto turismo desean”. (Hizo más o menos el mismo punto a principios de marzo de este año antes de las protestas.)
Entonces, además de abordar el turismo masivo, el gobierno balear también tendrá que llevar a cabo una operación de limitación de daños durante el invierno para suavizar las grietas abiertas por el movimiento antiturismo. Y no es solo Mallorca, este verano Menorca, Ibiza y Formentera coordinaron protestas interislas bajo el lema ‘Cambiemos de rumbo, pongamos límites al turismo’, para enfrentar conjuntamente los aspectos sociales, laborales y ecológicos del desarrollo turístico “devorador”, según el grupo ambiental GOB.
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