Los jugadores de Houston celebran después de vencer a Duke en las semifinales nacionales en el Final Four del torneo de baloncesto universitario de la NCAA, el sábado 5 de abril de 2025, en San Antonio. (Foto AP/Stephanie Scarbrough)
SAN ANTONIO — Quien dijo que ya no quedaban grandes historias de underdogs en el March Madness, o que el título iría al equipo que gastara más dinero — o que reuniera la colección más llamativa de grandes nombres del portal de transferencias — probablemente nunca miró a Houston.
Y cualquiera que pensara que el baloncesto universitario estaba dejando atrás a los equipos sin estrellas listas para la NBA entrenados por entrenadores tan ácidos como limones que se preocupan más por el tamaño de la envergadura y el corazón de un jugador que por su porcentaje de tiros de tres puntos — bueno, esos son también estos Cougars.
El equipo de defensores y negadores del entrenador Kelvin Sampson enfrentará a Florida por el título nacional la noche del lunes. Concluirán un Final Four de favoritos que contó con todos los equipos número 1, pero termina con los dos primeros — Auburn y Duke — sentados en casa.
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“Lo hemos hecho a nuestra manera”, dijo Sampson, quien, a los 69 años, superaría a Jim Calhoun para convertirse en el entrenador más viejo en ganar el título si sus Cougars prevalecen. “Ha funcionado bastante bien”.
Los Gators también han sido pasados por alto a su manera
Florida, favorito por 1 1/2 puntos en este juego según BetMGM Sportsbook, ha jugado como underdog a su manera este año.
Los Gators (35-4) fueron elegidos para terminar sextos en su (muy buena) conferencia del sureste y están liderados por un jugador, Walter Clayton Jr., cuyo primer deporte fue el fútbol americano.
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Su plantilla está llena de jugadores tardíos de conferencias menores (Clayton, Will Richard, Alijah Martin) y algunos más de la escuela secundaria que fueron reclutas de 3 estrellas como máximo (Alex Condon, Thomas Haugh).
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Aun así, sería difícil poner a Florida, con un departamento atlético rico, una historia rica y jugando en una conferencia rica, en la misma categoría que Houston — una escuela de conmutación en la cuarta ciudad más grande de América que recibe miradas de reojo de algunos lugareños que la llaman “Cougar High”.
La transición de Houston a la Big 12 creó nuevas narrativas
Cuando Houston (35-4) abandonó la American Athletic Conference en 2023 para unirse a la Big 12, inmediatamente se convirtió en la escuela con el presupuesto atlético más pequeño entre las cinco (ahora cuatro) principales conferencias.
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Pero las cosas están cambiando. Completarán una expansión de $150 millones a su instalación de fútbol este verano.
El director atlético Eddie Nunez dijo que los Cougars están completamente comprometidos con el reparto de ingresos bajo las nuevas reglas que se espera que tomen el control de los deportes universitarios el próximo año escolar, y que Sampson también está evolucionando tan bien como cualquiera.
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“Todos dicen que es de la vieja escuela, pero la realidad es que lo entiende y se rodea de personas que pueden ayudarlo con NIL, reparto de ingresos, cualquier cosa que se presente”, dijo Nunez. “En última instancia, hará lo que mejor sabe hacer. Construye una cultura y consigue a los niños adecuados con la ética de trabajo adecuada”.
La presencia de Houston en la Big 12 jugó en la historia predominante del March Madness este año: Desde el Sweet 16 en adelante, no hubo equipos de conferencias pequeñas y, por lo tanto, no quedaban zapatillas de cristal en un torneo que estaba perdiendo su esencia.
Houston tiene tradición — todos recuerdan a Phi Slama Jama — y está construyendo un presupuesto. Aun así, llamar al programa de Sampson un monstruo del baloncesto universitario es perder el punto.
Su pieza más importante del portal es LJ Cryer, el base que ganó un título con Baylor en 2021 antes de transferirse y convertirse en el máximo anotador de los Cougars. Si Houston va a colocar a un jugador en la NBA la próxima temporada, probablemente sea él.
“No creo necesariamente que eso se aplique a mi programa”, dijo Sampson cuando se le preguntó si el portal ha cambiado la naturaleza de su trabajo.
Los defensores de Houston complican la vida a los oponentes
El resto del plantel pasa tiempo complicándole la vida a jugadores que seguramente estarán en la NBA pronto. Vean los últimos 10 minutos de la victoria de Houston por 70-67 sobre Duke el sábado.
Son jugadores como J’Wan Roberts, un senior de 23 años que ha jugado 148 partidos en cinco temporadas, todas en Houston — una carrera que se extendió debido a la pandemia de coronavirus. O Emanuel Sharp, ahora en su tercer año con Sampson y promediando alrededor de tres triples por partido.
La carta de presentación de Houston es rascar victorias en juegos que se ponen feos. Tiene la mejor defensa del país en porcentaje de tiros de campo (.382) y puntos permitidos (58.5).
“Creo que presionarán en el bloqueo de balón, tratarán de sacarle el balón de las manos a Walt. Pero rotan, son largos, juegan tan duro, tan fuerte”, dijo el entrenador de los Gators, Todd Golden.
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En una era en la que jugadores como Cooper Flagg de Duke — una fuerza de la naturaleza de 2.06 metros que puede clavarla, girar y lanzar de tres — obtienen tiempo en el aire, no hay tanto espacio para, digamos, Jojo Tugler de Houston, un sophomore de 2.03 metros de Monroe, Luisiana, que tiene más rebotes que puntos esta temporada y cuyos cuatro tapones contra Duke le dieron 77 en 35 partidos.
“Una de las primeras cosas que hacemos cuando traemos a un chico al campus es medir su envergadura por cómo jugamos la defensa de bloqueo y continuación”, dijo Sampson. “Hay muchos chicos de 2.13 metros que son muy torpes. Tienen dificultades para moverse. Esos chicos no funcionarían bien en la forma en que jugamos la defensa”.
CBS quizás no esté corriendo a hacer recopilaciones destacadas de ese tipo de cosas.
Sampson va tras el tipo de jugadores a los que no les importa eso.
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“Eso es lo que quieres ser parte”, dijo Roberts. “Quieres estar con alguien que te va a desarrollar, te va a querer y no te va a permitir tener días malos”.