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Cuando le preguntaron por qué se mudó a España, Sara dio “una respuesta simple, el sol”. Vivir en Fuengirola, Costa del Sol, la sueca de 52 años se mudó de Suecia a España en 2013.
Una vez visitando a una buena amiga que vivía en Fuengirola, encantada por la atmósfera costera, mientras tomaban vino y veían la puesta de sol, Sara se dio cuenta, “realmente podría vivir así”, a lo que su amiga respondió: “Bueno, ¿por qué no lo haces?”
“El proceso de mudanza fue muy fácil”, compartió Sara. Al tener amigos en España, rápidamente encontró alojamiento; “Especialmente en ese momento, los precios eran estupendos”. La transición cultural de Sara también fue fácil; había estado enamorada del idioma español “desde la escuela secundaria”.
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“Cuando todos los demás hablaban de lo romántico que es el italiano o el francés, mis ojos estaban puestos en el español.” Después de terminar la escuela, Sara comenzó sus estudios universitarios para convertirse en profesora de español. Desafortunadamente, debido a que su vida era “dura y agitada”, en ese momento, tuvo que abandonar, pero el idioma español continuó desempeñando un papel importante en su vida.
También fue “la actitud de la gente” en España lo que hizo que Sara se sintiera instantáneamente bienvenida. “Puedes entablar una conversación con cualquiera: la gente sonríe y se saluda entre sí, te sientes visto y apreciado”, explicó Sara, diciendo que en Suecia u otros países del norte, la calidez y amabilidad generalmente se considerarían “comportamiento extraño”.
Desde que Sara se mudó a España, ha trabajado como editora, como asistente de servicio al cliente e incluso compró un salón de belleza, con el que lamentablemente tuvo “tiempos muy, muy difíciles”. Pero para ella, “los beneficios de vivir en España” superan cualquier lucha. Sara admitió que aunque vivir en Suecia probablemente tendría un mejor trabajo, hay “ventajas más allá de los aspectos materiales” que la mantienen en la Costa del Sol.
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