Greenpeace destaca el grave riesgo para las zonas costeras.

Greenpeace ha publicado el informe “Crisis a cualquier costo” que advierte sobre las consecuencias del cambio climático en las áreas de playa. En el documento explican que 356 kilómetros de la costa de la Comunidad Valenciana están sufriendo una gran presión turística y una gran artificialización con casi tres cuartas partes de su costa urbanizada. En este sentido, identifican el área de El Pinet en La Marina, como uno de los tramos de costa que están en mayor riesgo de tormentas debido a la proximidad de los edificios a la playa.

Esta es, precisamente, una de las principales razones por las que, año tras año, la Fundación de Educación Ambiental no otorga la bandera azul a El Pinet, a diferencia de las otras cinco playas de Elche que sí lucen este distintivo cada verano. Además, la urbanización de parte de la costa de El Pinet se vio afectada por la tormenta Gloria, que causó graves daños que el ayuntamiento del PSOE y Compromís estimaron en 3,9 millones de euros; 3,4 millones en daños al dominio público y 600,000 euros en el caso de la propiedad privada. Sin embargo, el Ministerio de Transición Ecológica asignó un total de 1,5 millones de euros a todos los municipios de la provincia de Alicante afectados. En Elche, se utilizaron para reparar pasarelas y retirar escombros.

Además, una tormenta a finales del verano de 2022 también hizo que parte del agua en la playa de El Pinet ganara terreno en la arena hasta llegar a las casas. Como resultado de esto, el PP, entonces en la oposición, propuso que si llegaba al gobierno municipal, emprendería un plan para proteger los edificios ubicados en esta playa y la regeneración de esa área de la costa en la que no se ha avanzado. Greenpeace también advierte que en lugares como Guardamar, si las emisiones de CO2 no se detienen para 2030, hasta 23 metros de ancho de sus playas desaparecerán.

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Por otro lado, según los expertos, las áreas de Salinas de Santa Pola, El Hondo de Elche y las Salinas de Torrevieja podrían inundarse en los próximos años debido al aumento del nivel del mar. Estos efectos tendrían un gran impacto en la biodiversidad de estas áreas, que Greenpeace considera vital debido a su papel como amortiguadores contra tormentas e inundaciones causadas por lluvias intensas. Es importante tener en cuenta que entre los dos lagos de Torrevieja se encuentra La Hoya, anteriormente un terreno natural abierto lleno de árboles, árboles que beben agua, que ya era propenso a inundaciones, y esos árboles ahora demolidos para dar paso a más terrenos urbanizados en la Lagoons Village. Se están creando desagües de tormenta, pero en un área que nunca ha podido hacer frente a las inundaciones hasta ahora.

También es importante destacar que Torrevieja intentó recientemente burlar las leyes de límites costeros para contrastar apartamentos de gran altura, un asunto que requirió que los tribunales detuvieran el progreso, y la falta de árboles en ciudades como Torrevieja, muchos de los cuales han sido eliminados, también contribuye al aumento de la temperatura.

El documento también aclara que diversos estudios muestran que los efectos del cambio climático ya son visibles en el sector turístico. El aumento de noches tropicales por encima de 20 grados, el aumento de la temperatura del mar y el aumento de los extremos atmosféricos son los principales desafíos para las políticas de adaptación al cambio climático en el turismo en la zona.

Hay que recordar que además de la sobreurbanización de tierras, el turismo juega otro papel en el cambio climático en la medida en que el aumento de vuelos contribuye al problema ambiental.

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A pesar de las afirmaciones de lavado de imagen verde del sector de aerolíneas, la cantidad de CO2 emitida por las aeronaves en el área de Euro Control aumentó un 7% en julio, con un aumento interanual del 9%. Además, ese aumento no se debe a que haya más aviones volando específicamente, aunque eso obviamente contribuye al problema, sino que las emisiones por vuelo también están aumentando, en un 3% y 4% respectivamente.

Por lo tanto, mientras muchas empresas están pidiendo una segunda pista en Elche, apoyadas por el actual gobierno regional del PP, el área destacada como la más en riesgo, las consecuencias ambientales podrían ser catastróficas.

Muchas de estas empresas, y sus aliados políticos, ya han demostrado que el beneficio es su única motivación, destacado cuando se opusieron a un pequeño impuesto turístico ya que afirmaron que dañaría al sector, un asunto nuevamente apoyado por el gobierno actual, y a pesar de que un impuesto similar ya existe en muchas áreas ricas en turismo de España, la hipocresía llega cuando muchas de esas empresas aumentaron tanto sus precios como sus beneficios a un ritmo considerablemente mayor que el impuesto propuesto, y aún así no parecen ver esos beneficios aumentados como dañinos para el sector de la misma manera que pedir a los turistas que contribuyan a los servicios locales lo haría, en su opinión. Claramente, para muchas de estas empresas y políticos, el beneficio es la motivación por encima de cualquier otra cosa, incluido, como destaca este informe de Greenpeace, por encima del bienestar del planeta.

Coincidentemente, Greenpeace ha estado pidiendo al nuevo Gobierno en el Reino Unido que detenga las expansiones de aeropuertos, solo esta semana destacando el daño que esto causará a las comunidades locales y al planeta, especialmente cuando hay opciones más sostenibles disponibles.

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