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El icónico Toro de Osborne, un destacado hito cultural español ubicado en la finca Son Munar en Algaida, fue atacado el lunes por vándalos que pintaron mensajes anti-turistas en la estructura. El incidente ha generado una fuerte condena por parte de representantes políticos locales y ha reavivado los debates sobre el impacto del turismo en las Islas Baleares.
Miguel Martínez, concejal del partido Vox en el ayuntamiento de Algaida, expresó su “profundo rechazo” hacia lo que describió como un “acto de vandalismo” contra el renombrado símbolo cultural. La pintada, que decía “Compradores extranjeros, iros al infierno”, parece ser el último de una serie de ataques dirigidos a lugares turísticos en la isla.
El grupo municipal de Vox ha anunciado que presentarán una moción en la próxima reunión del consejo para condenar oficialmente estos repetidos actos de vandalismo y defender el valor del toro como patrimonio cultural. Martínez atribuyó estos incidentes a lo que llamó “la inacción de los gobiernos de izquierda” tanto en el Consejo de Mallorca como en el Gobierno Balear.
El Toro de Osborne, originalmente creado como un cartel publicitario en 1956, ha evolucionado para convertirse en uno de los símbolos culturales más reconocibles de España. Estas grandes figuras de toros negros en silueta, de aproximadamente 14 metros de altura, están protegidas como patrimonio cultural en muchas regiones españolas. El toro en Algaida representa uno de los pocos ejemplos restantes en las Islas Baleares.
Este incidente refleja las crecientes tensiones en torno al turismo y la inversión extranjera en propiedades en Mallorca. La isla ha experimentado una gran presión por parte de compradores internacionales y turismo de masas, lo que ha generado preocupaciones sobre la asequibilidad de la vivienda y el impacto ambiental entre los residentes locales.
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