Funeral de Margaret Whitakker

El funeral de la destacada empresaria y dueña de Son Amar, Margaret Whittaker OBE, tuvo lugar esta mañana en la Catedral de Derby, con todo el evento siendo transmitido en vivo en su amado lugar de entretenimiento Son Amar cerca de Bunyola.

Decenas de personas asistieron al evento desde toda la isla. La amiga cercana de Margaret y ex empleada de Son Amar, Angie Guerrero, leyó un tributo en español e inglés y hubo discursos similares de miembros del personal de larga data de Son Amar. Entre los dolientes estaba la Alcaldesa de Bunyola, Marian Serralta.

Margaret, quien falleció el mes pasado, fue dueña de Son Amar durante muchos años y bajo su liderazgo fue transformado en un importante lugar de entretenimiento internacional que atrajo a artistas de primer nivel de todo el mundo.

La dueña de Son Amar quería su propio negocio e inspirada en comenzar un club de adelgazamiento para apoyar a otros. Con determinación y la creencia de que la pérdida de peso debería ser un camino de apoyo y empoderamiento, construyó Slimming World desde su mesa de cocina en 1969. Lo que comenzó como un pequeño grupo local que utilizaba palabras positivas, un plan de alimentación y el poder del apoyo grupal se convirtió en una institución nacional, ayudando a millones a alcanzar sus metas con dignidad y amabilidad. En 2009, cuarenta años después de que Margaret fundara Slimming World, fue galardonada con una OBE por Carlos, Príncipe de Gales, por sus contribuciones a la salud pública, un momento que aceptó con humildad característica, refiriéndose al equipo de Slimming World como los verdaderos receptores del premio.

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Dominic Miles, hijo de Margaret, quien vive en la isla con su familia, recuerda la elegancia y gracia de su madre, incluso ante la leucemia, que eventualmente le quitó la vida. “Ella simplemente enfrentaba todo de una manera súper tranquila. Fue increíblemente valiente hasta el último segundo. Siempre lucía hermosa y sonriendo siempre que podía. Cuando supimos que estaba en los últimos días de su vida, decidió que quería hacer una fiesta, ¡así que contrabandeamos una maleta llena de champán y copas a su suite hospitalaria! A veces, tanta gente estaba en la habitación que sentía que debía ser el guardia en la puerta para evitar que más personas entraran. El personal de Juaneda fue increíblemente amable y servicial con nosotros, y no puedo agradecerles lo suficiente. Nos divertimos mucho, como siempre lo habíamos hecho. ¡Si hubiera podido levantarse a bailar, lo habría hecho!”