El presidente Macron se ha vuelto hacia un compañero centrista, y uno de los políticos más experimentados de Francia, para sacar al país de su crisis de gobierno. Pero si François Bayrou goza de mucho respeto en el espectro político, es difícil ver cómo puede evitar caer en las mismas trampas que derribaron a su predecesor Michel Barnier. Nombrado por el presidente como lo dicta la constitución, el primer ministro solo puede funcionar con el apoyo del parlamento. Y dado que la Asamblea Nacional está paralizada por el mismo impase de tres bloques desde julio – sin posibilidad de cambio antes de julio de 2025 – sería arriesgado predecirle a Bayrou algún grado de éxito. Desde la caída de Barnier hace una semana – después de una votación de censura respaldada por la izquierda y la derecha populista – Macron ha consultado con una variedad de líderes con la esperanza de formar una nueva coalición informal para dirigir el país. Con Bayrou como primer ministro, será interesante ver cómo se desenvuelve en este nuevo cargo y si logra superar los obstáculos que se le presenten.