Con el aumento de la represión interna y las acciones agresivas en el ámbito internacional por parte de China, es evidente que la política de compromiso ha fracasado en lograr un cambio positivo en el comportamiento del régimen comunista. Es crucial que Estados Unidos y otros países democráticos adopten una postura firme y exijan responsabilidad a China por sus abusos de derechos humanos y su comportamiento provocativo en la escena global.
La masacre de la Plaza de Tiananmen sigue siendo un recordatorio vívido de la brutalidad del régimen chino y de la importancia de defender los valores democráticos y los derechos humanos en todo el mundo. No debemos olvidar a las víctimas de aquel trágico evento y debemos seguir denunciando las acciones represivas del Partido Comunista Chino.
Esto provocó un lento reconocimiento entre la mayoría de los líderes estadounidenses y la élite de la política exterior de que China no está dispuesta a liberalizarse y tiene la intención de convertirse a largo plazo en la potencia más dominante para al menos 2049, si no antes.
LA ADMINISTRACIÓN BIDEN CRITICADA POR CONCEDER UN ‘GOLPE IMPORTANTE’ A CHINA TRAS LA VISITA DE ALTOS FUNCIONARIOS EN LA FECHA DE LA MASACRE DE TIANANMEN
Plaza de Tiananmen en 1989, con una imagen inserta que muestra al presidente chino Xi Jinping. (Getty images)
Este ha sido un proceso difícil para los líderes de la política exterior estadounidense y los formuladores de políticas, ya que ha cambiado muchos de los paradigmas que habíamos desarrollado después de la Guerra Fría y a pesar de la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989.
McInnis recordó vívidamente la tremenda conmoción entre el público estadounidense tras la Plaza de Tiananmen, ya que muchos estadounidenses tuvieron que reconciliarse con un aliado extranjero recién alineado – uno que el presidente Nixon había luchado por establecer – que llevó a cabo una masacre tan horrorosa. World News in Spanish