‘Fauna y flora en la ruta’

La ruta hacia la ermita de Betlem, ubicada en la Península de Llevant cerca de Artà, se ha convertido en una de las excursiones más recomendadas para familias con niños en Mallorca. Este destino combina un sendero accesible con impresionantes vistas panorámicas sobre la bahía de Alcudia, lo que lo convierte en una opción ideal para disfrutar de la naturaleza mallorquina durante la temporada de primavera.

La ruta, que tiene poco más de 6 kilómetros de ida y vuelta, tiene un nivel de dificultad clasificado como fácil, lo que la hace adecuada para niños mayores de 5 años. Con una duración de aproximadamente 1 hora y 40 minutos incluyendo paradas, esta excursión se ha convertido en una favorita para aquellos que buscan combinar naturaleza, historia y vistas excepcionales en el mismo itinerario.

El sendero, que comienza desde la urbanización de Betlem, lleva a los excursionistas por un camino que asciende gradualmente hasta llegar a la histórica ermita construida en 1805. En el camino, los visitantes pueden ver algunas casas en ruinas que alguna vez sirvieron como alojamiento para los monjes, además de disfrutar de la Font de s’Ermita, un manantial natural que abastecía de agua a los habitantes locales.

Cómo llegar a la Ermita de Betlem
Para comenzar esta aventura familiar, es necesario ir a la urbanización de Betlem, punto de partida del sendero. Desde Artà, los visitantes deben tomar la carretera MA-3331 en dirección a Colònia de Sant Pere. Después de aproximadamente 7,5 kilómetros, llegarán a un desvío claramente señalizado con las indicaciones Cases de Betlem y Ermita de Betlem. Una vez que hayan estacionado su automóvil, la ruta comienza cruzando una barrera metálica y siguiendo un amplio camino de grava.

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A unos 300 metros a lo largo del camino, los excursionistas se encontrarán con las Casas de Betlem, un complejo arquitectónico en estado de deterioro que vale la pena hacer una breve parada para contemplar este vestigio histórico. El camino continúa subiendo suavemente durante aproximadamente 40 minutos hasta llegar a la Font de s’Ermita. Desde este punto, un sendero flanqueado por cipreses conduce en solo 500 metros a la Ermita de Betlem, el destino final de la excursión.

La capilla de Betlem, construida a principios del siglo XIX (específicamente en 1805), destaca por su arquitectura simple pero elegante. La fachada principal tiene elementos distintivos como un reloj de sol y un rosetón que le dan un carácter especial. Aunque su diseño es sencillo, el complejo arquitectónico es armonioso y perfectamente integrado en el entorno natural que lo rodea. Una de las principales atracciones se encuentra en la parte trasera del edificio: un mirador natural que ofrece vistas espectaculares de la Bahía de Alcudia y el paisaje circundante. Este punto panorámico suele ser el lugar ideal para detenerse, recargar energías y tomar fotografías para inmortalizar la experiencia.

Para disfrutar plenamente de esta experiencia familiar, es esencial tener en cuenta algunas recomendaciones prácticas. En primer lugar, es fundamental llevar calzado cómodo adecuado para caminatas, ya que aunque el sendero no presenta grandes dificultades técnicas, requiere un mínimo de equipo apropiado. La hidratación es otro factor crucial, especialmente si la excursión se realiza en meses cálidos. Los expertos recomiendan llevar suficiente agua para toda la familia, calculando aproximadamente 1 litro por persona para esta ruta específica. La protección solar no debe descuidarse en ningún momento. Aplicar protector solar antes de comenzar la ruta, usar un sombrero o gorra y, si es posible, ropa que proteja los brazos y las piernas del sol, son medidas básicas para prevenir insolaciones y quemaduras solares.

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Fauna y flora a lo largo de la ruta
Una de las atracciones adicionales que hace esta ruta especialmente interesante para los niños es la posibilidad de avistar cabras salvajes que habitan la zona. Estos animales suelen verse en diferentes puntos a lo largo del sendero, especialmente en las áreas más rocosas y elevadas. Además de la vida silvestre, el sendero atraviesa una zona rica en vegetación mediterránea nativa. Pinos, encinas, olivos silvestres y una variedad de flora arbustiva como romero, lavanda y tomillo acompañan a los excursionistas en el camino, ofreciendo un entorno natural excepcional y la oportunidad de identificar diferentes especies de plantas.