Hay desolación esta semana después de que Craig Ainsworth, un ex infante de marina real y una vez guardaespaldas de los Beckham, fue encontrado muerto en España.
Su madre, Sally, confirmó la devastadora noticia después de una búsqueda desesperada que comenzó cuando Craig desapareció después de una despedida inquietante que publicó en Facebook.
Originalmente de Enfield, al norte de Londres, Craig había vivido una vida extraordinaria. Había protegido a algunos de los nombres más famosos del mundo, incluidos David y Victoria Beckham, Jennifer Lawrence y Johnny Depp. Pero detrás de los roles de seguridad y la dura apariencia había un hombre que luchaba contra heridas invisibles, tratando de dar sentido a la vida después de la guerra, el encierro y la pérdida.
El emotivo adiós que desencadenó una búsqueda nacional
El mensaje final de Craig, compartido en línea justo antes del fin de semana, se leía más como una carta de amor a la vida que había vivido, y perdido. En él, describía el “tremendo dolor” que había llevado desde la pandemia, y cómo el encierro había “destruido todo lo que había construido”.
Habló del peso del duelo después de perder a once amigos por suicidio en solo dieciséis meses: compañeros veteranos, amigos, personas con las que compartió vida y propósito. Sin embargo, incluso cuando escribió su despedida, lo hizo con una honestidad cruda y cariño: “Viví la vida de diez hombres… con un corazón puro y buenas intenciones”.
Sus palabras eran poéticas, dolorosas y reales. “Vivir es la cosa más rara del mundo”, escribió, citando a Oscar Wilde. “La mayoría de la gente solo existe, eso es todo”. No estaba amargado. Solo cansado. Y lleno de amor por los que dejaba atrás, incluso por sus perros, Lilo y Stitch, a quienes les prometió que “jugarían para siempre” en el otro lado.
De Infante de Marina Real a guardaespaldas de celebridades: Cómo Craig Ainsworth se convirtió en mentor de salud mental
El viaje de Craig lo llevó desde el caos de Afganistán a proteger a celebridades de la lista A. Trabajó con los Beckham entre 2013 y 2015 y habló con cariño de ellos. “David era encantador”, dijo una vez. “Victoria se mantenía alejada. Con el foco en el que están, sus hijos se comportaban de manera increíblemente educada. Claramente están haciendo algo bien”.
Pero Craig no se detuvo solo en mantener a los demás a salvo. Después de luchar con sus propios demonios, se convirtió en entrenador, mentor y fundador de Virtuous Savage, un espacio donde ayudó a otros a enfrentar sus miedos, reconstruir la confianza y desafiar creencias limitantes. Quería ayudar a personas como él, aquellos que llevaban cicatrices que el mundo no veía.
El año pasado, publicó su memorias “The Discombobulated Alpha”, donde lo contaba todo: las batallas, el bravucón y los quiebres.
Un desbordamiento de amor y un poderoso legado
La noticia de la muerte de Craig ha conmovido a muchos. Amigos, familiares y completos extraños han estado dejando sinceros homenajes en las redes sociales. “Gracias por tu servicio, Craig. Un valiente infante de marina real”, escribió uno. Otro simplemente dijo: “Ayudaste a más personas de las que jamás sabrás”.
En el momento de escribir esto, aún no está claro dónde exactamente fue encontrado o cuáles fueron las circunstancias completas. Lo que está claro, sin embargo, es el profundo impacto que Craig dejó atrás.
Vivió fuerte, amó intensamente y dio lo que pudo hasta que ya no pudo más.
Y aunque su historia termina en silencio, las conversaciones que inició sobre la salud mental, el duelo, la masculinidad y la resiliencia continuarán, gracias a él.