Estrés y conducción – Noticias, Deportes, Información, Propiedad, Negocios, Viajes, Turismo

El estrés es un proceso psicológico normal que ocurre cuando se presenta una fuerte demanda y no sabes cómo responder de manera clara y apropiada.

Para algunas personas, el acto de conducir puede ser un proceso estresante, para otros, los estrés generales pueden tener un efecto negativo que no siempre se dan cuenta, ya que, como el estrés se está convirtiendo en un problema cada vez más común para la sociedad en su conjunto, las consecuencias pueden llevar a riesgos extremos cuando se está en la carretera, y una mayor probabilidad de un incidente.

Por un lado, el estrés que sufres debido a tus circunstancias de vida influirá en tu estilo de conducción, impactando directamente en las tasas de accidentes, por otro lado, el sistema de tráfico en sí mismo contiene muchos elementos que son una fuente de estrés en sí mismos, como los atascos en el camino al trabajo.

Por lo tanto, el estrés se convertirá en una ocurrencia relativamente común en nuestras ciudades y en nuestras carreteras. Esto es preocupante, porque el estrés altera las habilidades necesarias para una conducción segura (especialmente tu comportamiento en el tráfico) y aumenta peligrosamente el riesgo.

¿Qué es el estrés?

El estrés es un proceso psicológico normal que ocurre cuando se presenta una fuerte demanda y no sabes cómo responder de manera clara y apropiada. Si pudieras responder a esa demanda de manera inmediata y efectiva, la situación se resolvería con éxito y no ocurrirían las consecuencias negativas asociadas con el estrés.

Sin embargo, si no puedes responder rápidamente y de manera efectiva, tu cuerpo pondrá en marcha un mecanismo de emergencia general. Los cambios corporales que este mecanismo produce son lo que probablemente conoces como estrés (aunque puedes ver que en realidad son solo una parte del proceso). De esta manera, tu cuerpo intenta prepararse para enfrentar cualquier tipo de situación problemática.

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De lo anterior podemos concluir que un cierto nivel de estrés es necesario para superar con éxito muchas situaciones. Sin embargo, si la respuesta de alarma se vuelve demasiado intensa o se prolonga durante mucho tiempo, el estrés puede pasar de ser un mecanismo adaptativo a ser un grave problema de salud.

En situaciones de tráfico, las manifestaciones de estrés suelen ser poco útiles, contraproducentes y aumentan los riesgos de seguridad.

Por ejemplo, si te encuentras atrapado en un atasco de tráfico y tienes prisa, es posible que desarrolles una respuesta de estrés: tu presión arterial, ritmo cardíaco y tono muscular aumentarán. Sin embargo, nada de esto te ayudará a salir del atasco, pero fácilmente puede empeorar la percepción de la situación y llevar a comportamientos impulsivos o agresivos.

¿Cómo afecta el estrés a la conducción?

El proceso de estrés se divide en tres fases: reacción de alarma, fase de resistencia y fase de agotamiento. Cada una de estas afecta a la conducción de cierta manera, aunque en general los cambios más prominentes son en tu comportamiento: agresividad, hostilidad, competitividad, impaciencia, impulsividad, menos precaución, comportamiento imprudente y menos respeto por las normas.

Cómo mitigar los efectos del estrés al conducir

Ante el estrés, la mejor solución siempre es evitar conducir en la medida de lo posible y buscar ayuda profesional. Esto minimizará la duración e intensidad del período estresante y te enseñará técnicas para prevenir que vuelva a ocurrir en el futuro.

En resumen, si estás experimentando efectos significativos del estrés, debes conducir con especial precaución. Durante la fase más crítica del estrés, debes evitar conducir tu vehículo en la medida de lo posible (especialmente si estás tomando medicación). Sin embargo, si conducir es esencial, hazlo con extrema precaución e intenta que las situaciones de conducción no te causen más estrés.

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Puedes leer una explicación más detallada de esta condición, así como recomendaciones de la DGT, en el sitio web n332.es.