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Es esa época del año de nuevo: las plantas están cobrando vida, las temperaturas están subiendo y los turistas están volviendo poco a poco. Pero si eres uno de los aproximadamente 25% de personas que sufren de alergias estacionales, también conocidas como fiebre del heno, es posible que te encuentres menos que lleno de la alegría de la primavera. Si bien la fiebre del heno a menudo se pasa por alto como una molestia menor, puede tener un impacto grave en la vida diaria. Para algunos, los síntomas son leves; para otros, pueden ser tan graves que trabajar o realizar tareas básicas se vuelve difícil. ¿La buena noticia? Existen formas efectivas de manejar las alergias, solo se necesita un poco de conocimiento.
¿Qué causa la fiebre del heno?
La fiebre del heno es causada por el polen, pequeños granos liberados por las plantas durante la reproducción. Las plantas polinizadas por el viento son las principales culpables porque su polen viaja lejos y es difícil de evitar. Las alergias como la fiebre del heno ocurren cuando el sistema inmunitario confunde al polen con una sustancia dañina y se pone en marcha para eliminarlo. Esta respuesta inmunitaria libera sustancias químicas como la histamina, que causan síntomas de alergia como estornudos, picazón o inflamación. Cualquier sustancia que cause esta reacción se describe como un alérgeno. En Mallorca, el polen de los olivos, las gramíneas y la Parietaria judaica son alérgenos significativos. La mayoría de las plantas liberan polen en momentos específicos del año, lo que explica por qué los síntomas son estacionales.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas comunes de la fiebre del heno incluyen:
Picazón en los ojos, nariz, oídos o garganta
Estornudos y congestión nasal
Ojos rojos y llorosos
Fatiga o sensación de malestar
Tos o sibilancias (especialmente en personas con asma)
Los síntomas pueden variar en gravedad y frecuencia. A diferencia de los resfriados u otras infecciones virales como el COVID-19, la fiebre del heno no causa fiebre ni dolores en el cuerpo y tiende a persistir durante la temporada de polen. Si tienes dificultades para respirar, debes ser visto por un médico lo antes posible, independientemente de si lo has tenido antes. Al igual que todos los tipos de asma, el asma alérgica puede ser impredecible y peligrosa, y necesita ser tratada rápidamente.
Por lo general, se puede hacer un diagnóstico en base a tus síntomas y antecedentes médicos. Sin embargo, se pueden recomendar pruebas cutáneas o análisis de sangre para identificar alérgenos específicos.
Tratamientos de alivio inmediato
Hay una variedad de tratamientos disponibles para la fiebre del heno. Lo más importante, al igual que con cualquier tratamiento médico, es considerar tus necesidades personales. No siempre es fácil acertar: un estudio encontró que el 49% de las personas con síntomas leves eran tratadas en exceso, mientras que el 30% de aquellos con síntomas moderados o graves eran tratados insuficientemente.
Los tratamientos efectivos para la fiebre del heno incluyen:
Corticosteroides intranasales: Estos aerosoles reducen la inflamación en las vías nasales y se consideran la opción más efectiva para los síntomas nasales persistentes.
Antihistamínicos: Tabletas como loratadina, cetirizina o fexofenadina bloquean la histamina para aliviar la picazón, los estornudos y la secreción nasal. Los antihistamínicos no son adecuados para todos y pueden tener efectos secundarios, principalmente somnolencia. Siempre consulta a tu farmacéutico o médico para recibir consejos personalizados antes de tomarlos.
Gotas para los ojos: Las gotas para los ojos antihistamínicas o estabilizadoras de células mastocitarias pueden aliviar el enrojecimiento y la picazón.
Tabletas de esteroides: En casos graves que no responden a otros tratamientos, se pueden recetar cursos cortos de esteroides orales, pero solo deben usarse bajo supervisión médica debido a los posibles efectos secundarios.
Adaptar el tratamiento a tus necesidades es esencial, y recuerda que muchas personas encuentran efectivo combinar gotas para los ojos, un spray nasal y antihistamínicos. Consulta a tu farmacéutico o médico para recibir consejos personalizados.
Una solución a largo plazo: Inmunoterapia
Para aquellos con fiebre del heno recurrente grave, la inmunoterapia puede ofrecer una solución a largo plazo. Esto implica exponer al cuerpo a pequeñas cantidades de alérgenos a través de inyecciones o gotas sublinguales durante varios años para desensibilizar el sistema inmunológico.
La inmunoterapia funciona bien para los pólenes de hierbas, árboles y malezas pero requiere compromiso: aunque es posible que veas cierta mejora en los primeros doce meses, a menudo se necesitan 3 años o más para una mejora significativa. Los beneficios pueden valer la pena pensar en ellos: si la inmunoterapia funciona para ti, es posible que puedas dejar de tomar medicamentos para la fiebre del heno, así como reducir tu riesgo de desarrollar otras reacciones relacionadas o asma alérgica.
Medidas sencillas para reducir los síntomas
Además de la medicación, los ajustes en el estilo de vida pueden ayudar a minimizar la exposición al polen:
Permanecer en interiores durante los altos niveles de polen (consultar los pronósticos locales).
Mantener las ventanas cerradas y considerar el uso de purificadores de aire.
Ducharse y cambiarse de ropa después de actividades al aire libre.
Evitar secar la ropa al aire libre durante las temporadas de polen más altas.
Aspirar y quitar el polvo regularmente en tu hogar para reducir los alérgenos en interiores.
Los niveles de polen tienden a ser más bajos junto al mar que tierra adentro, así que piensa en dónde pasas tu tiempo libre.
Estos pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en el manejo de los síntomas.
Conclusión
La fiebre del heno puede ser inevitable, pero no tiene por qué arruinar la primavera. Con tratamientos comprobados como antihistamínicos y esteroides, y opciones a largo plazo como la inmunoterapia, puedes mantener los síntomas bajo control. Combina estos con medidas preventivas simples para obtener resultados aún mejores. Si tus síntomas persisten a pesar del tratamiento o afectan significativamente tu vida diaria, consulta a un médico para recibir consejos personalizados.
Referencias
1. Bachert C, Wagenmann M, Hauser M, Rudack C, Hopken K, Kleine-Tebbe J. Allergic rhinitis in primary care: impact of the ARIA guidelines. Allergy. 2006 Mar;61(3):340-8.
2. National Institute for Health and Care Excellence. Allergic rhinitis (CKS). Scenario: Management. London: NICE; accessed 17/03/2025. Available from: https://cks.nice.org.uk/topics/allergic-rhinitis/management/management/
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