Cuando un poderoso terremoto golpeó cerca de Los Ángeles el mes pasado, fue una metáfora perfecta para una industria cinematográfica de Hollywood sacudida en los últimos años por una revolución de streaming, la pandemia de Covid, un ajuste racial y huelgas paralizantes. Y en ninguna parte se sienten las réplicas más intensamente que en la sala de escritores.
Estos son espacios colaborativos donde los escritores se reúnen para intercambiar ideas, debatir giros argumentales, lanzar chistes unos a otros y mejorar los guiones para que estén listos para la producción. La fórmula ha producido grandes éxitos televisivos desde The Dick Van Dyke Show hasta Saturday Night Live, desde Los Simpsons hasta Los Soprano.
En la era en la que las cadenas encargaban una temporada de 22 episodios de una comedia o drama, estas salas a menudo contaban con una docena o más de escritores (dominados por hombres blancos) que también ayudarían en el set si los actores necesitaban orientación durante la filmación, una exposición que muchos dicen que era invaluable.
Las salas eran terrenos de entrenamiento preciosos para jóvenes escritores para adquirir experiencia y construir una red de contactos. Pero eso era antes. Hoy, con el auge de plataformas de streaming como Netflix, los estudios cada vez más confían en las llamadas mini-salas con solo cuatro o cinco escritores para crear programas, a menudo con menos episodios.
“En la mayoría de los casos, las salas de escritores hoy son muy diferentes de hace 10 o 20 años”, dice Matthew Belloni, abogado del entretenimiento y ex editor de Hollywood Reporter. “La mayoría de los programas tienen muchos menos episodios. Los días de las comedias y dramas de la red de 22 episodios han desaparecido en su mayoría, con excepciones, y en consecuencia, el número de escritores en una sala de escritores suele ser mucho menor que antes. Ahora, hay más programas de los que había en ese entonces, pero el número de programas está bajando desde el pico de hace tres o cuatro años”.
Estos factores, y el auge de la inteligencia artificial (IA), fueron temas de controversia durante la huelga de escritores del año pasado, que duró 148 días y fue una de las más largas en la historia de Hollywood, agravada por los actores que también paralizaron la producción al mismo tiempo.