Es natural que haya rechazo al turismo de masas

Lourdes Royo Naranjo es profesora en la facultad de historia, teoría y composición arquitectónica de la Universidad de Sevilla. El viernes, habló en una conferencia en Palma sobre el turismo y las ciudades históricas e identificó cómo ha cambiado el perfil de los turistas a lo largo de las décadas. Comenzando con el viajero romántico del siglo XIX, que conocía a fondo un destino, ahora tenemos al visitante fugaz. Las ciudades se han convertido en escenarios para fotos compulsivas en Instagram. Los viajes turbo que inundan los destinos con turistas ponen en peligro su patrimonio.

Ella entiende mejor las situaciones en Málaga y Sevilla, donde los efectos del turismo de masas son similares a los de Palma.

“Llevo veinte años trabajando en la relación entre los centros históricos y el turismo. En Málaga hubo amor a primera vista, pero ahora está en crisis. Estamos pasando por un mal momento, los beneficios están descontrolados, hay desequilibrios. Los destinos se han convertido en objetos de deseo pero muestran signos de fragilidad y agotamiento, y la convivencia está sufriendo.

“Hay consecuencias comunes a nivel sociológico, arquitectónico, urbano y antropológico. Hay una gran inquietud y las preocupaciones son las mismas.”

Los centros históricos, argumentó, se han convertido en productos. “El turismo es una industria que consume la ciudad. Hay una masa que va al destino y hay una teatralización del centro histórico. Además de la presión turística, hay problemas de gentrificación, convivencia y la sustitución de viviendas y comercios tradicionales. Ante todo esto, es natural que haya rechazo por parte de los residentes porque hay conflicto. El derecho a la vivienda y al descanso están comprometidos.

LEAR  Almuerzo de Acción de Gracias del Boletín 2024

“El modelo ha fracasado y tenemos que parar y pensar en cómo cambiar la gestión. La identidad de las ciudades está siendo distorsionada. Todas son iguales, debido a las mismas multinacionales y la modificación de fachadas. El turismo consume, agota y es caprichoso. Cuando se cansen de nuestras ciudades, tendremos un problema grave.”