¡Hablamos con Michael ‘Mikey J’ Asante sobre su música para la exitosa película Kneecap, protagonizada por Michael Fassbender. El docudrama se centra en el legendario grupo de rap irlandés “Kneecap”.
Crédito de la imagen: Carl Fox
¡Mikey J, bienvenido a OLC! Tuve la oportunidad de ver Kneecap en una proyección para medios y me encantó. ¿Cuál fue tu reacción inicial cuando te propusieron componer la banda sonora de “Kneecap”?
¡Hola! Curiosamente, me contactaron y en un principio rechacé la oferta debido a otro compromiso, pero en esos primeros 15 minutos del metraje que me enviaron, supe que podía aportar mi voz, así que me sentí decepcionado por no poder participar. Sin embargo, el destino cambió y finalmente tuve la oportunidad de trabajar en el proyecto.
¿Cómo influyó tu conexión personal con Irlanda y su historia en tu enfoque hacia la música de la película?
Diría que siempre ha sido parte de ser británico en sí y de todo lo que Irlanda y Inglaterra han atravesado como dos naciones, pero no diría que tenía una conexión directa. Sin embargo, formar parte de un proyecto NUEVO y emocionante que expone una nueva mirada y narrativa de la cultura irlandesa, especialmente en relación con el idioma y su uso en la música, me permitió comprender la importancia de hacer un buen trabajo y proporcionar la autenticidad que necesitaba y merecía.
¿Puedes describir el proceso de mezclar diferentes géneros musicales, como DnB, Dancehall y guitarra de estilo folk, para crear la ecléctica banda sonora de “Kneecap”?
Fue como un set de DJ, utilizando las vibraciones adecuadas para reproducir en orden de llegar al momento narrativo o la energía emocional en ese momento. Fue muy divertido, y pude sumergirme en mi pasado con géneros como DnB/Jungle y redescubrir los sonidos que los unían. Como curador/buscador de discos, fue una búsqueda divertida.
¿Cuáles fueron algunos de los desafíos únicos que enfrentaste al componer la música para “Kneecap” y cómo los superaste?
El tiempo fue el principal: solo tuve 30 días para completarlo. Básicamente, me puse un objetivo diario y me mantuve en él antes de dejar el estudio cada día.
¿Cómo te aseguraste de que la música complementara la narrativa de la película y la representación del legendario grupo de rap “Kneecap”?
Diría que hice todo lo posible por no comprometer lo que los sonidos necesitaban hacer, luego construí las pistas a partir de ese punto de anclaje. Siempre pregúntate, ¿le enviarías esto a un artista para que lo disfrute? Tiene que ser genial.
¿Podrías profundizar en tu experimentación con la mezcla de géneros, especialmente en pistas como “Run” y “Dad’s Gone”? ¿Qué hizo que estas pistas destacaran para ti?
Para mí, el proceso creativo siempre comienza con la experimentación. Abordo cada proyecto como si nunca antes hubiera hecho música así, buscando el sonido o técnica única que defina el tono. Creo en perderme en el proceso y permitir que ocurran accidentes felices, que a menudo conducen a resultados más auténticos y gratificantes.
Un momento clave fue cuando trabajé en ‘Dad’s Gone’. No sabía cómo tomar la nota de ‘Vaqueros e Indios’ y convertirla en Hip-Hop, pero confié en mis principios como practicante de Hip-Hop. Al remuestrear guitarras country y western, trabajé en un patrón fresco que aún conservaba un toque country. Ahí fue cuando encontré la ‘pluma’ para la película, un sonido o técnica guía en la que construir. Cada vez que creo, debo encontrar esa nueva ‘pluma’ y nunca apoyarme en lo que he hecho antes. Cada banda sonora debe tener su propia identidad, y descubrir ese núcleo es increíblemente gratificante.
Para llegar allí, paso por lo que llamo “El Pozo”. Es un espacio de paquetes de sonido en mi computadora con cinco carpetas: Digicrate, Drum Loops, Drums, Sounds, FX y Vox. Experimento, recopilo y recolecto sonidos para colocar en estas carpetas, extrayendo de ellas ideas que se convierten en composiciones completas. Es mi versión de buscar en discos, un método clásico que he adaptado a mi práctica de composición.
Este enfoque es laborioso pero necesario para mí. Con cada proyecto, rompo la ‘pluma’ que usé y comienzo de nuevo. Trabajar en Kneecap no fue diferente, pero también requirió un profundo estudio de los subgéneros del Hip-Hop, sabiendo cuándo y qué usar para apoyar la narrativa. Por ejemplo, con la pista “Run”, me sumergí en mi yo de 14 años de 1994 para capturar los sonidos auténticos y muestras de la música Jungle de esa época. Fue un desafío divertido que se basó tanto en la nostalgia como en el conocimiento de las tendencias actuales.
Al final, no quiero que la banda sonora se escuche como parte de la película, quiero que las personas la sientan primero. La banda sonora debe ser inseparable de la escena, con ambas guiando al público a través de una experiencia compartida.
¿Cómo influye tu experiencia en teatro en vivo y baile de hip-hop en tu trabajo de composición para cine y televisión?
Diría que ha aumentado mi capacidad para producir material en masa y tomar decisiones rápidas sobre las elecciones. El Pozo siempre me mantiene conectado con la paleta, por lo que el objetivo es trabajar rápido y evaluar después con un ojo más crítico (Escribe borracho, edita sobrio).
El trabajo en múltiples géneros me permite practicar estos conceptos y refinar mi conjunto de habilidades para adaptarlo. Siempre sigue siendo un proceso para mí como trabajo de vida.
¿Cómo fue trabajar con Michael Fassbender, la banda y el resto del elenco y equipo en este proyecto?
Tristemente, llegué tan tarde en el juego que no tuve MUCHO contacto directo, pero fue un honor ser considerado como representante de la banda sonora para un equipo tan talentoso. Rich y yo nos acercamos mucho, ya que la visión estaba muy ligada a la música de una GRAN manera.
¿Por qué crees que la experimentación y pensar fuera de la caja son elementos cruciales en la composición de música para cine y televisión?
Es la búsqueda de mantenerse fresco, una sensibilidad muy Hip-Hop. Quiero saber que me estoy empujando hacia un nuevo espacio y creando una nueva pluma para cada proyecto. Comenzar en un modo de experimentación te sitúa en un camino hacia el vacío. Estás persiguiendo ese momento de ¡Eureka! – un espacio verdaderamente gratificante después de dar ese salto.
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