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En los siete años desde que Octavia Campbell-Davys hizo de Mallorca su hogar, su arte ha surgido como una ventana única hacia el alma oculta de la isla. Mientras que otros pueden maravillarse con la grandeza de los emblemáticos lugares de Mallorca o el bullicio de sus playas, Octavia enfoca su mirada en lo desapercibido: el tranquilo juego de sombras en antiguos edificios de piedra, el suave murmullo del agua sobre las piedras o los momentos fugaces de la vida que definen el espíritu de la isla.
Desde el campo de polo hasta el caballete
La vida de Octavia giraba en torno al polo: su disciplina, cultura e intensidad durante muchos años. Pasando de jugadora a árbitra, se abrió paso en un entorno desafiante. Sin embargo, Mallorca le ofreció algo diferente: un ritmo más lento y reflexivo donde la creatividad podía florecer.
“He pintado toda mi vida”, dice. “Estudié arte en la escuela, y mi madre era conservadora, así que crecí rodeada de arte. También tengo una hermana y una prima que son artistas”. Mientras que el polo fue la fuerza dominante en su vida durante muchos años, la pintura se mantuvo constante, inicialmente como un pasatiempo y más tarde a través de encargos de caballos, perros y otros temas. “Siempre estuvo en segundo plano, pero nunca lo consideré mi camino principal”, admite.
Mudarse a Mallorca le proporcionó el espacio para explorar más profundamente su lado artístico. “La luz aquí es extraordinaria. Transforma todo. Me obsesioné con capturar eso.”
Enfrentando los desafíos inesperados de la vida
El traslado de Octavia a Mallorca no fue solo sobre cambiar de carrera, sino también sobre navegar por desafíos personales, incluido un diagnóstico de leucemia en 2023 que cambió su vida. Pasó 250 días en aislamiento en el Hospital Son Espases, una experiencia que moldeó tanto su perspectiva como su viaje artístico.
“Cuando estás en tratamiento, debes evitar los riesgos. No podía ver a la gente ni estar en el mundo como quería”. Pero cuando estuvo lo suficientemente fuerte, se dedicó a pintar. “En esos momentos, podía sentir el sol en mi piel, el calor de las rocas debajo de mis pies y escuchar el suave chapoteo de las olas. La isla me sanó, y mi arte también lo hizo.”
Su enfermedad y tratamiento se convirtieron en parte de su expresión creativa. “Pinto la isla, pero también pinto emociones: duelo, resiliencia, transformación. Mi diagnóstico cambió mi perspectiva sobre lo que realmente importa.”
Su trabajo ahora captura no solo la belleza de Mallorca, sino también su profunda conexión emocional con la isla. “Esta isla no es solo mi hogar”, dice. “Es donde me enfermé y donde me curé. Mi relación con Mallorca es una de profunda gratitud.”
Octavia y Johann.
Amor, aislamiento y el papel de Johann
En todo su viaje, su pareja, Johann, es una fuente constante de fortaleza. “No creo que hubiera podido hacerlo sin él”, admite. “Estuvo allí en cada momento difícil, en cada mala noticia y en cada pequeña victoria.”
Johann, también artista, entendía el poder de la creatividad en la curación. “Me animó a seguir pintando, incluso cuando no tenía ganas. Me recordaba que mi trabajo no se trataba solo de arte, sino de supervivencia.” Pero hay otra capa en el deseo de Octavia de tener éxito como artista. “Pobre Johann ha tenido que apoyarme a través de todo esto”, dice. “Me encantaría poder empezar a contribuir de nuevo. Además, vender mi arte me hace sentir tan bien.”
El influjo de Mallorca y otros artistas en su arte
Mallorca ha sido desde hace tiempo una musa para artistas, y no es diferente para Octavia. Su trabajo captura los paisajes cambiantes, la luz en constante cambio y la profunda conexión que siente con la belleza natural de la isla. “La Mallorca en la que llegué por primera vez no es la misma que veo hoy”, dice. “El turismo, el desarrollo e incluso cómo la gente interactúa con la tierra, todo está cambiando. Mis pinturas son mi forma de documentarlo.”
Su proceso es intuitivo. “No siempre planifico una pintura. A veces, simplemente comienzo y los colores me guían. Otras veces, veo algo: una puesta de sol, un viejo barco de pescadores, una sombra proyectada en una pared de piedra, y sé que debo pintarlo.” Se siente particularmente atraída por la belleza desapercibida de Mallorca: los ángulos de su arquitectura, el juego de luz y sombra, la forma en que la naturaleza y las estructuras hechas por el hombre se entrelazan. “Se trata de capturar lo que la mayoría de los transeúntes podrían pasar por alto”, explica.
Aislamiento. Obra de arte de Octavia Campbell-Davys.
Sus inspiraciones son tan diversas como su trasfondo. Profundamente influenciada por el realismo atmosférico de Edward Hopper y la simplicidad limpia y efectiva de David Hockney, Octavia aporta una calidad atemporal a su trabajo. “Si pudieras decirlo con palabras, no habría razón para pintar”, dijo alguna vez Hopper, un sentimiento que Octavia abraza plenamente. “Algunas emociones, algunos momentos, son tan fugaces y profundos que solo el arte puede capturarlos”, reflexiona.
Localmente, encuentra una musa en las dinámicas cambiantes del turismo de masas, la simetría de los edificios del viejo y del nuevo mundo y el flujo orgánico de las formas naturales. Colecciona postales antiguas de los primeros días del turismo mallorquín y se inspira en las glamorosas fotografías bañadas por el sol de Slim Aarons.
Sobre todo, su mayor musa es Mallorca misma: su interacción entre la belleza natural y la hecha por el hombre. Le fascina infinitamente cómo la arquitectura antigua de la isla armoniza con sus vibrantes paisajes: los arcos de una catedral reflejando la curva de una bahía cercana o un edificio modernista en contraste con las escarpadas cumbres de la Sierra de Tramuntana. “Cada día, hay un momento: una familia riendo junto al mar, la forma en que una sombra se extiende por un edificio, la forma en que la luz del sol juega en una pared de piedra seca, que me deja sin aliento.”
Rompiendo barreras en el polo y más allá
Reflexionando sobre su tiempo en el polo, Octavia reconoce que su experiencia como árbitra femenina en un deporte dominado por hombres formó gran parte de su resiliencia. “Desarrollas una piel gruesa”, se ríe. “Aprendes a confiar en ti misma, incluso cuando otros dudan de ti.” Esa misma resiliencia alimenta su proceso artístico. “Hay paralelos entre el polo y la pintura: ambos requieren disciplina, confianza y una disposición a abrazar la imperfección.”
La transición del deporte al arte
Moverse de un deporte de alta intensidad a una práctica artística más contemplativa no estuvo exento de desafíos. “Pasé de un mundo donde estaba constantemente rodeada de gente, de energía, a largas horas sola en un estudio”, dice. “Fue un ajuste.”
Fábrica Piema. Obra de arte de Octavia Campbell-Davys.
Admite que la duda de sí misma se infiltró en ocasiones. “En el polo, sabía dónde estaba parada. Tenía experiencia y respeto. En el arte, estaba empezando de nuevo.” Aunque Octavia aún no ha tenido una exposición solo de su propio trabajo, su arte está comenzando a tomar vida propia. “Vender mi arte me hace sentir tan bien”, dice. “Es increíble saber que algo que creé resuena con otra persona.”
¿Qué sigue?
A medida que continúa recuperándose de su enfermedad, Octavia sigue desarrollando su trabajo, experimentando con nuevas técnicas y medios. “Quiero que mi arte cuente una historia, no solo la mía, sino la de esta isla y las personas que la llaman hogar”, dice. También está explorando formas de brindar más visibilidad a las artistas mujeres en Mallorca. “Hay una energía creativa increíble aquí, y quiero ser parte de un movimiento que eleve y apoye a las mujeres en las artes.” Al concluir nuestra conversación, Octavia reflexiona sobre la imprevisibilidad de la vida. “Nunca planeé nada de esto”, admite. “Pero a veces, las mejores historias surgen de lo inesperado.” Puedes obtener más información en su sitio web www.octaviasart.com
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