La presidenta de la Universidad de Columbia, Minouche Shafik, ha renunciado a su cargo en medio de un debate sobre la libertad de expresión en torno a las protestas en el campus por la guerra en Gaza.
La renuncia de la Sra. Shafik llega solo un año después de que asumiera el cargo en la prestigiosa universidad privada de la Ivy League en la ciudad de Nueva York, y justo unas semanas antes de que comience el semestre de otoño.
La Sra. Shafik es ahora la tercera presidenta de una universidad de la Ivy League en renunciar por su manejo de las protestas por la guerra en Gaza.
En abril, la Sra. Shafik autorizó a los oficiales del Departamento de Policía de Nueva York a irrumpir en el campus, una decisión controvertida que llevó al arresto de alrededor de 100 estudiantes que estaban ocupando un edificio de la universidad.
El episodio marcó la primera vez que se realizaron arrestos masivos en el campus de Columbia desde las protestas contra la Guerra de Vietnam hace más de cinco décadas.
La decisión inflamó las protestas en docenas de universidades en Estados Unidos y Canadá.
En un correo electrónico enviado a estudiantes y profesores el miércoles, la Sra. Shafik escribió que ha supervisado un “período de agitación donde ha sido difícil superar las opiniones divergentes en nuestra comunidad”.
“Este período ha tenido un costo considerable para mi familia, al igual que para otros en nuestra comunidad”.
Katrina Armstrong, directora ejecutiva del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, se desempeñará como presidenta interina.
“Durante el verano, he podido reflexionar y he decidido que mi partida en este momento permitirá que Columbia supere los desafíos que tiene por delante”, escribió la Sra. Shafik en su carta.
“He tratado de navegar un camino que defienda los principios académicos y trate a todos con justicia y compasión”, continuó.
“Ha sido angustiante, para la comunidad, para mí como presidenta y a nivel personal, encontrarme a mí misma, a colegas y estudiantes como objeto de amenazas y abusos”.
La ira de los estudiantes por la forma en que Israel está librando su guerra contra Hamas ha planteado cuestiones complicadas para los líderes universitarios, que ya están lidiando con debates explosivos en los campus sobre lo que está sucediendo en Medio Oriente.
Los campus universitarios de Estados Unidos han sido un punto de conflicto para las protestas por la guerra en Gaza desde que Hamas atacó a Israel el 7 de octubre, y la incursión posterior de Israel en la Franja de Gaza palestina.
Los líderes de la Universidad de Harvard, la Universidad de Pensilvania (UPenn) y el Instituto de Tecnología de Massachusetts comparecieron ante el Comité de Educación y la Fuerza Laboral de la Cámara.
Los presidentes de Harvard y UPenn finalmente renunciaron tras la reacción adversa por su manejo de las protestas en el campus y su testimonio ante el Congreso, incluida su negativa a decir que llamar a la muerte de judíos podría violar la política universitaria.
En abril, la Sra. Shafik defendió los esfuerzos de su institución para abordar el antisemitismo ante el Congreso, diciendo que ha habido un aumento de ese odio en el campus y la universidad estaba trabajando para proteger a los estudiantes.
La Sra. Shafik es una economista de origen egipcio muy respetada que anteriormente trabajó para el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco de Inglaterra.
También se desempeñó previamente como presidenta de la London School of Economics.
La Sra. Shafik, quien recibió su título de dama en 2015, fue considerada anteriormente como candidata a gobernadora del Banco de Inglaterra, informó la BBC en 2019.
Su carta agrega que el Secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido le ha pedido que lidere una “revisión del enfoque del gobierno hacia el desarrollo internacional y cómo mejorar la capacidad”.
La decisión, escribió, “me permite regresar a la Cámara de los Lores y volver a comprometerme con la importante agenda legislativa presentada por el nuevo gobierno del Reino Unido”.
Su renuncia se produce después de que tres decanos de la Universidad de Columbia también renunciaran la semana pasada, luego de que se publicaran mensajes de texto que mostraban al grupo utilizando “tropos antisemitas” al discutir sobre los estudiantes judíos.
Los intercambios de mensajes de texto fueron publicados originalmente por el Comité de Educación y la Fuerza Laboral de la Cámara liderado por los republicanos a principios de julio.
La congresista Virginia Foxx, presidenta del comité del Congreso, elogió la decisión de los tres administradores de renunciar.
“Ya era hora. Las acciones tienen consecuencias”, dijo en un comunicado el pasado jueves, añadiendo que la decisión debería haberse tomado “meses atrás”.
“En cambio, la Universidad sigue enviando señales confusas”, continuó, añadiendo que la administración está permitiendo que un decano que no ha renunciado “pase desapercibido sin consecuencias reales”.
Las universidades de todo Estados Unidos se están preparando para el inicio del año académico en las próximas semanas, a medida que el conflicto en Gaza continúa.
El martes, un juez en California dictaminó que UCLA, que vio protestas violentas estallar en el campus en mayo, debe evitar que los manifestantes bloqueen a los estudiantes judíos de las instalaciones del campus.
El juez Mark Scarsi dictaminó que los manifestantes habían “establecido puntos de control y requerido que los transeúntes usaran una pulsera específica para cruzarlos”, y bloqueaban “a personas que apoyaban la existencia del Estado de Israel”.
“Los estudiantes judíos fueron excluidos de partes del campus de UCLA porque se negaron a renunciar a su fe”, escribió el juez Scarsi en la orden. “Este hecho es tan inimaginable y tan abominable para nuestra garantía constitucional de libertad religiosa que merece ser repetido”.
La universidad culpó a agitadores externos por los puntos de control y dijo que objetaba la decisión.
Los pistoleros liderados por Hamas mataron a unas 1.200 personas en un ataque a Israel el 7 de octubre, tomando a otras 251 como rehenes y llevándolas de regreso a Gaza.
Ese ataque desencadenó una masiva ofensiva militar israelí contra Gaza y la actual guerra.
Según el Ministerio de Salud de Gaza dirigido por Hamas, al menos 39,897 palestinos han muerto en la campaña israelí.