El Papa cierra secta de la Iglesia Católica acusada de décadas de abuso sexual en Norte y Sudamérica.

El Papa Francisco ha disuelto un grupo peruano de extrema derecha cuyo líder fue acusado de ser un depredador sexual y de dirigir la organización como un culto.

Sodalicio de Vida Cristiana fue fundado por Luis Fernando Figari, acusado de ser un depredador sexual y líder de una organización que actuaba como un culto.

La noticia se confirmó esta semana después de que el Vaticano dejara claro sus intenciones en enero, y el grupo ha pedido perdón a las víctimas.

Una declaración dijo: “Con tristeza y obediencia, aceptamos esta decisión, específicamente aprobada por el Papa Francisco, que pone fin a nuestro grupo.”

“Nuestra mirada también se dirige a las víctimas, a quienes reiteramos nuestra sincera solicitud de perdón por los maltratos y abusos cometidos dentro de nuestra comunidad.”

“También pedimos perdón a toda la Iglesia y la sociedad por el dolor causado. Confiamos en que los esfuerzos que hemos hecho en el proceso de reparación darán frutos”, añadió la declaración.

En su apogeo, el grupo tenía alrededor de 20,000 miembros en América del Sur y Estados Unidos y tenía una gran influencia en Perú.

Antiguos miembros se quejaron a la arquidiócesis de Lima en 2011 sobre abusos de Luis Figari con otras denuncias que datan del año 2000.

Ni la arquidiócesis ni el Vaticano tomaron ninguna medida hasta que una de las víctimas, Pedro Salinas, escribió un libro junto con la periodista Paola Ugaz detallando las prácticas de Sodalicio en 2015, llamado ‘Mitad Monjes, Mitad Soldados’.

En 2017, un informe encargado por el liderazgo del grupo determinó que Figari sodomizaba a sus reclutas y los sometía a humillantes abusos psicológicos y sexuales.

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Después de un intento de reforma, el Papa Francisco envió a sus dos investigadores más confiables, el Arzobispo Charles Scicluna y Monseñor Jordi Bertomeu, para investigar los abusos.

Su informe descubrió abusos ‘sádicos’ sectarios de poder, autoridad y espiritualidad, abusos económicos en la administración del dinero de la iglesia e incluso abusos periodísticos al acosar a críticos.

Su informe resultó en las expulsiones el año pasado de Figari y 10 miembros principales, incluido un arzobispo que demandó a Salinas y Ugaz por su informe y fue obligado a jubilarse anticipadamente.