Después de casi 20 años de abandono, bloqueado ya que el ayuntamiento permitió la construcción sin la autorización o concesión de la Autoridad Costera a mediados de la década de 2000, una lección que aún aparentemente no han aprendido, el futuro del infame Cigarro de Torrevieja junto a las salinas en la urbanización Torretas, puede que pronto se resuelva.
La mayoría de los terrenos en los que se construyó eran terrenos ubicados en el dominio público marítimo-terrestre y servidumbre de paso, afectados por la Ley de Costas.
Ahora, el Ayuntamiento de Torrevieja y el Servicio Provincial de Costas han iniciado contactos para resolver su controvertida situación administrativa, aunque en este momento no sabemos con qué fin.
Fuentes del Servicio Provincial de Costas indicaron a la prensa española recientemente que actualmente están a la espera de regularizar la situación administrativa de este complejo inacabado.
Además, Costas confirmó que el Ayuntamiento de Torrevieja ha realizado “algunos contactos informales con el Servicio Provincial de Costas con el fin de regularizar la situación administrativa, aunque aún no se ha presentado una propuesta formal al respecto”.
La construcción del edificio fue detenida por Costas tras una denuncia que el grupo de protección ambiental AHSA presentó ante esta administración el 26 de septiembre de 2003.
En su denuncia, AHSA realizó una solicitud expresa para la inmediata paralización de las obras y la restauración de los terrenos y la vegetación afectados a su estado original. Costas detuvo las obras, pero ni Costas, ni la Generalitat ni el Ayuntamiento desmantelaron lo que se construyó ilegalmente hasta el día de hoy.
El renombrado arquitecto Toyo Ito fue encargado en 2000 de diseñar el edificio, conocido como la “caracola”, aunque a menudo se le llama el “cigarro”, que iba a ser el parque de relajación más grande del país, con la intención de intentar alejar a Torrevieja del turismo de playa barato por el que se estaba haciendo conocido.