El equipo de Biden elogia la rápida respuesta a los ataques en Rusia: Mientras tanto, Kharkiv arde.

El equipo de Biden elogia la rápida respuesta a los ataques en Rusia: Mientras tanto, Kharkiv arde.

El gobierno estadounidense anunció esta semana que está acelerando el proceso para permitir que Kyiv utilice armamento estadounidense para atacar objetivos limitados dentro de Rusia, tan solo 17 días después de que Ucrania solicitara esa capacidad. Sin embargo, para los ucranianos que han sufrido un severo asalto ruso en la región nordeste de Kharkiv, esos 17 días de espera son representativos de un gobierno que, en repetidas ocasiones, se ha quedado rezagado frente a los acontecimientos en el campo de batalla, a costa de vidas ucranianas.

La nueva política tiene como objetivo cambiar el equilibrio estratégico en una región fronteriza crucial que alberga la segunda ciudad más grande de Ucrania, un área que, de caer, podría abrir la puerta a una derrota más amplia de las fuerzas de Kyiv. El ejército ruso ha estado atacando allí durante meses, sabiendo que la fuerza de Ucrania está debilitada debido a siete meses de retraso en la asistencia militar de Estados Unidos tras una demora en el Congreso.

Hasta el jueves, el presidente Biden había mantenido firmemente la prohibición de que Ucrania utilizara equipos militares estadounidenses para atacar en territorio ruso. El temor era que el Kremlin considerara esos ataques como una provocación peligrosa, equivalente a un ataque directo de Estados Unidos en suelo ruso.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky expresó su moderado agradecimiento el viernes después de que Biden cambiara de opinión sobre los límites de armamento. Sin embargo, para los soldados en primera línea, la brecha entre el 13 de mayo, cuando Ucrania solicitó formalmente el cambio, y el 30 de mayo, cuando los funcionarios estadounidenses dieron luz verde, fue un período amargo con algunos de los ataques más brutales en la guerra de dos años.

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El asalto en Kharkiv, ubicado a solo 25 millas de la frontera rusa, y la región circundante, fue diseñado con la comprensión de Moscú de que las restricciones estadounidenses limitaban la capacidad de Ucrania para contraatacar, según funcionarios militares ucranianos. Miles de personas huyeron de sus hogares mientras el Kremlin aprovechaba la oportunidad de atacar el territorio ucraniano desde el lado ruso de la frontera, habiendo pasado meses acumulando fuerzas allí con relativa impunidad.

Ahora, los ucranianos pueden utilizar cohetes y artillería proporcionados por Estados Unidos para golpear algunas posiciones rusas detrás de las líneas del frente, potencialmente aliviando la situación en Kharkiv, donde el frente se ha estabilizado en su mayoría. Aun así, existen dudas en Kyiv, Washington y en las capitales europeas sobre si el cambio será suficiente para transformar las condiciones en el campo de batalla o hacer retroceder a las fuerzas rusas. Biden todavía se niega a permitir que Ucrania utilice armas estadounidenses de largo alcance para atacar aeropuertos y otros objetivos más profundos en territorio ruso.