En lugar de enfrentarse a la invasión israelà que siguió en batallas frontales, la mayorÃa de los combatientes de Hamas han retrocedido de sus bases y puestos avanzados, buscando embotar la ventaja tecnológica y numérica de Israel lanzando ataques sorpresa a pequeños grupos de soldados.
Desde el subsuelo, el ejército fantasma de Hamas ha aparecido solo fugazmente, emergiendo repentinamente de un laberinto de túneles, a menudo armados con granadas propulsadas por cohetes, para abatir soldados y luego regresar rápidamente a su fortaleza subterránea. A veces, se han escondido entre los pocos civiles que decidieron quedarse en sus vecindarios a pesar de las órdenes israelÃes de evacuación, o acompañaron a los civiles cuando regresaron a áreas que los israelÃes habÃan capturado y luego abandonado.
La decisión de Hamas de seguir luchando ha resultado desastrosa para los palestinos de Gaza. Con Hamas negándose a rendirse, Israel ha seguido adelante con una campaña militar que ha matado a casi el 2 por ciento de la población anterior a la guerra de Gaza, según las autoridades gazatÃes; desplazado a aproximadamente el 80 por ciento de sus residentes, según las Naciones Unidas; y dañado la mayorÃa de los edificios de Gaza, según la ONU.
En contraste, menos de 350 soldados israelÃes han muerto en Gaza desde el inicio de la invasión, según estadÃsticas militares, bastante menos de lo que los funcionarios israelÃes habÃan predicho en octubre.
Sin embargo, a pesar de la carnicerÃa en Gaza, la estrategia de Hamas ha ayudado al grupo a cumplir algunos de sus propios objetivos.