En sus diseños, William Morris combinaba sus dos mayores pasiones: la maravilla de la naturaleza y una creencia socialista de que todos deberían tener acceso al arte y la belleza. Su trabajo se ha vuelto casi demasiado exitoso, reproducido en fundas de iPhone, carritos de compras y carteles fabricados por inteligencia artificial. Una nueva exposición en la Galería William Morris reúne artículos cotidianos decorados con sus patrones, incluyendo muchos que aparecen en fotografías enviadas a la galería por miembros del público. “Nos hemos visto abrumados por la respuesta y tenemos de todo, desde bastones plegables hasta palillos chinos, y toda clase de tazas y vajilla”, dice el director de la galería, Hadrian Garrard. “La pura brillantez de sus diseños y el hecho de que quería que la gente observara y apreciara una expresión perfecta de la naturaleza es algo que perdura.”
