Hace tres décadas, era un luchador incansable que recorría los corredores del poder mundial con el sueño de lograr la independencia de su pequeña patria. Hoy, a los 75 años, José Ramos-Horta es tanto el presidente como un incansable vendedor de Timor Oriental.
Le pidió al presidente de China, Xi Jinping, que “nos ayudara a resolver el problema de la agricultura, la seguridad alimentaria y la pobreza”. Rogó a los líderes de Vietnam que hicieran lo mismo. Presentó al jeque Mohammed bin Zayed, el gobernante de los Emiratos Árabes Unidos, su sueño de construir dormitorios estudiantiles.
El Sr. Ramos-Horta se encuentra bajo una creciente presión para mantener a su nación, la más joven de Asia y una de las más pobres. Con alrededor de 1,4 millones de habitantes, Timor Oriental es una mitad de una isla que se encuentra cerca del extremo norte de Australia; la otra mitad es parte de Indonesia. Una colonia portuguesa durante siglos, emergió como un estado independiente en 2002 después de una brutal ocupación por parte de Indonesia. Su economía, de aproximadamente $2 mil millones, sigue siendo muy dependiente de los ingresos del petróleo y el gas, que se están evaporando rápidamente, y se estima que más del 40 por ciento de su población vive en la pobreza.
“A ningún país del sudeste asiático o de África le fue tan mal como a nosotros, desde las cenizas, desde la destrucción total”, dijo el Sr. Ramos-Horta. Pero, agregó: “En 22 años, deberíamos haber resuelto la pobreza infantil, la desnutrición infantil, la desnutrición materna y la extrema pobreza. Eso ha sido un fracaso”.
Sin embargo, según otros indicadores, Timor Oriental, o Timor-Leste como se conoce en portugués, es un éxito. Ha fortalecido su joven democracia, celebrando elecciones competitivas con múltiples transferencias de poder. Ocupa uno de los lugares más altos de Asia en cuanto a libertad de prensa. La esperanza de vida ronda los 70 años, frente a los aproximadamente 64 de 2002. Toda la población ahora tiene acceso a la electricidad.
Aunque la violencia políticamente motivada siguió a la independencia, incluido un intento de asesinato al Sr. Ramos-Horta en 2008, durante su primer mandato como presidente, el país es estable ahora.
Timor Oriental es un caso de estudio positivo para los jóvenes estados postconflicto, dijo Parker Novak, experto en el Indo-Pacífico en el Consejo del Atlántico. “Han construido una democracia bastante resiliente. Están muy orgullosos de eso, y con razón”.
En septiembre, una visita del Papa Francisco puso brevemente a Timor Oriental en el foco mundial. Alrededor del 97 por ciento de la población se identifica como católica romana, un legado de los colonizadores portugueses y, más recientemente, del papel decisivo que desempeñó la iglesia en la conquista de la independencia de Indonesia. Algunos clérigos lucharon por la independencia, y obispos y monjas protegieron a la gente de las fuerzas indonesias.
En Dili, la capital, las calles fueron limpiadas y las paredes recién pintadas para la visita papal. El primer ministro, Xanana Gusmão, estaba afuera con una escoba.
Para uno de los países menos visitados de Asia, fue un momento importante. Fuera de Dili, el principal centro de población, Timor Oriental sigue pareciendo un paraíso intacto. Altas y exuberantes montañas están rodeadas de amplias extensiones de mares azules. Hay poca gente en sus blancas playas de arena.
La llegada de Francisco también resucitó recuerdos de un pasado manchado. El obispo Carlos Ximenes Belo, uno de los héroes del movimiento independentista, fue acusado en 2022 de haber abusado sexualmente de niños hace décadas.
Pocos timorenses hablan sobre el obispo Belo, que sigue siendo ampliamente venerado. El Sr. Ramos-Horta, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1996 junto con el obispo Belo por su trabajo para lograr la independencia, dijo que el asunto “ya había sido abordado hace años por el Vaticano” y que cualquier restitución ya se había hecho entre la iglesia y las víctimas.
El Factor China
En los terrenos del palacio presidencial en Dili, los miembros del público pasean libremente y se sientan en los exuberantes jardines.
Todo fue posible gracias a China.
Pekín dio casi $7 millones para construir el palacio, que se inauguró en 2009. (El dólar estadounidense es la moneda oficial aquí.) A menos de una milla de distancia se encuentran los ministerios de Defensa y Exteriores, también construidos por China.
El Sr. Ramos-Horta contó cómo le pidió al embajador chino ayuda para proporcionar agua potable.
“Incluso antes de ir a China, ya venían ingenieros chinos a Timor, para mirar las fuentes de agua para el riego y el suministro de agua a las comunidades”, dijo. “Los chinos, entregan muy rápido”.
Esta dependencia de China ha generado temores sobre las intenciones de Pekín en Timor Oriental y lo que podría significar para Estados Unidos, que ha aumentado su presencia militar en la ciudad portuaria australiana de Darwin, a solo unas cientos de millas de Timor Oriental.
“Cuando China considera invertir en otro país en desarrollo, lo hace con un ojo, ciertamente en un negocio viable, pero con el otro ojo, muy centrado en un interés estratégico a largo plazo”, dijo Damien Kingsbury, profesor emérito de la Universidad Deakin en Australia.
Mientras el Sr. Ramos-Horta me llevaba de tour por el palacio, desestimó esos temores, diciendo que “China no es una amenaza para el mundo”.
Dijo que Pekín se mostraba reacio a ayudar más, como en la construcción de una fuerza policial, porque era consciente de las sensibilidades estadounidenses y australianas. Agregó que Timor Oriental no toma prestado dinero de China y que el único acuerdo de seguridad militar que tiene es con Australia.
No ‘Rehenes del Pasado’
Al Sr. Ramos-Horta le gusta compartir anécdotas. Una fue sobre encontrarse con el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, en Singapur en julio. El Sr. Prabowo preguntó por el hermano menor del Sr. Ramos-Horta, un amigo cercano suyo.
“Ese es el nivel de amistad que tenemos con los líderes indonesios”, dijo el Sr. Ramos-Horta.
¿El mismo Sr. Prabowo que lideró la temida unidad de fuerzas especiales Kopassus que mató a cientos en Timor Oriental durante la ocupación indonesia?
El ejército indonesio se trasladó días después de la partida de los portugueses en 1975, después de que Estados Unidos hubiera dado luz verde a la invasión. Mató, según algunas estimaciones, a tantas como 200,000 personas antes de permitir un referéndum en 1999. El Sr. Ramos-Horta perdió a cuatro hermanos.
Aún así, en reconocimiento a que Indonesia honró los resultados del referéndum, el Sr. Ramos-Horta dijo que él y el Sr. Gusmão, el primer ministro, decidieron que no permitirían “ser rehenes del pasado”.
“Honramos a las víctimas. Enterramos a los muertos, pero miramos hacia adelante”.
Relató cómo cuando él y el Sr. Gusmão se enteraron por primera vez de que el Sr. Prabowo había sido elegido, el Sr. Gusmão “estaba muy feliz” y le dio un pulgar arriba.
“Aquellos que estuvieron aquí, durante tiempos difíciles, tienen la mayor conexión emocional” con Timor Oriental, dijo el Sr. Ramos-Horta, añadiendo que esas personas serían más solidarias con la estabilidad del país.
Desafíos Conocidos
Un cuarto de siglo después de la partida de los indonesios, muchos de los héroes de la independencia de Timor Oriental siguen en el gobierno. Mientras el Sr. Gusmão luchaba en la jungla, el Sr. Ramos-Horta pasó décadas en el exilio, haciendo lobby por la libertad. Ha sido ministro de Relaciones Exteriores, primer ministro y ahora está en su segundo mandato como presidente.
“La gente se siente obligada con ellos, liberaron al país de una horrenda ocupación militar”, dijo Charles Scheiner, investigador de La’o Hamutuk, un grupo local de defensa. “Todo el mundo en este país tiene familiares que fueron asesinados por el ejército indonesio, y muchos son sobrevivientes de tortura y violaciones”.
Pero ganar soberanía es diferente de dirigir un país.
Los analistas dicen que en lugar de utilizar los ingresos del petróleo y el gas para mejorar las escuelas en ruinas y desarrollar industrias pesqueras y agrícolas, los funcionarios los canalizaron en la creación de una burocracia inflada y en el pago de grandes pensiones a quienes participaron en la violencia posterior a la independencia para “comprar la paz”. El Banco Mundial ha advertido que Timor Oriental se encamina hacia un “peligroso precipicio fiscal” para 2035.
“La premisa subyacente de la democracia es que conduciría a una mejor formulación de políticas”, dijo Guteriano Neves, un analista de políticas independiente con sede en Dili. “Pero no lo ha hecho”.
El Sr. Ramos-Horta confía en desarrollar un campo de gas en alta mar, llamado Greater Sunrise, para aportar los ingresos tan necesarios. Aunque el café sigue siendo una exportación importante, el Sr. Ramos-Horta habla efusivamente de desarrollar Timor Oriental como un centro de carga aérea o farmacéutico. También espera unirse a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático para facilitar el comercio regional.
Las probabilidades son largas. Las negociaciones para el campo Greater Sunrise continúan, y se espera que se necesiten al menos cinco años de desarrollo antes de generar cualquier ingreso. El turismo sigue sin explotarse debido a la escasez de vuelos comerciales. La velocidad de internet sigue siendo lenta.
A unos 25 minutos de Dili, en el pueblo de Ulmera, Alda Bisoi Correia, de 74 años, recordó por qué votó a favor de la independencia. Estaba aterrorizada por las milicias proindonesias, pero dijo que era “nuestra última oportunidad” de tomar una posición. Hoy, se pregunta para qué fue todo.
“La independencia no ha hecho ninguna diferencia para nosotros”, dijo.
La Sra. Correia dijo que el gobierno no suministra agua. Su familia no puede permitirse un refrigerador. Su hijo es guardia de seguridad. Su hija adoptiva, Sandra Correia Lopes, de 12 años, pesa solo 12 kilogramos y se enferma con frecuencia.
A medida que el anochecer se convirtió en noche, Sandra se sentó a cenar. Era un plato de arroz y verduras que su tía había cocinado sobre leña. Pasará casi un mes antes de que su familia pueda permitirse servir carne.
Hitu Carvalho de Jesus contribuyó con la información.