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La crisis de vivienda, el alto precio de las propiedades en las islas, el más alto de España, está empezando a tener consecuencias en la demografía de las Baleares y está llevando a los residentes a mudarse a otras comunidades de la llamada ‘España vacía’. Los datos detallados de migración recientemente publicados por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat) destacan el creciente fenómeno de residentes que se mudan al continente en los últimos tres años.
Esto es lo opuesto a lo que sucedió en los años 60 y 70 con el auge económico que impulsó el auge del turismo. En los últimos tres años ha habido más personas mudándose de las Baleares a Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia y Extremadura. El balance con Andalucía es negativo en 607 personas, el de Murcia en 127, el de Castilla-La Mancha en 124 y el de Extremadura en 13.
Además de estas comunidades, hay otras en ese núcleo de despoblación, como Castilla y León (-288 personas), Galicia (-107), Asturias (-90) y Cantabria (-20). Además, también hay un balance negativo con otras comunidades que no están incluidas en la España despoblada: Navarra (-63), La Rioja (-17) y la Comunidad Valenciana (-578).
En el otro lado están las comunidades que siguen sumando más residentes a las Baleares. Ahora solo hay cinco, un cambio de tendencia ya que las Baleares han sido tradicionalmente una comunidad receptora en términos de inmigración. El balance migratorio es positivo con Cataluña (1,286 personas), Madrid (810), las Islas Canarias (168), el País Vasco (110) y la comunidad de Aragón (36). Los datos recién publicados por Ibestat aún no incluyen el desglose migratorio del año pasado, pero la tendencia en los últimos años sugiere que este éxodo está destinado a aumentar.
Los datos de Ibestat no detallan la comunidad de origen de quienes se van, aunque en este caso todos son españoles. Por lo tanto, no se sabe si los que se van son jubilados que regresan a sus territorios de origen o personas que abandonan las Baleares asustadas por el alto nivel de vida y la imposibilidad de costear una casa o un alquiler para vivir una vida digna.
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