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El gobierno balear acepta que las medidas para abordar la sobrepoblación turística no tendrán ningún impacto este año y muy probablemente tampoco en 2025.
En la reunión del miércoles para iniciar lo que se espera sea un pacto por la sostenibilidad turística, el presidente Prohens dijo que las medidas no pueden ser introducidas “de prisa”, al tiempo que reconoce que “la gran mayoría de nosotros compartimos que llegamos tarde”. “Tomará tiempo y quizás los residentes tengan que soportar más saturación, pero una histórica falta de infraestructura no se puede resolver en dos días.”
Uno de los presentes en la reunión, el presidente de la federación Pimem de asociaciones de pequeñas empresas, Jordi Mora, consideraba que no habrá un impacto a corto plazo. “Pero comenzaremos a verlo en dos o tres años.”
Una esperanza del gobierno es que las medidas previstas y el anuncio de una encuesta masiva sobre la opinión de los residentes respecto al turismo ayudarán a prevenir protestas y sentimientos anti-turismo. De hecho, habrá una protesta en Palma el sábado bajo el lema ‘Mallorca no está en venta’.
Pero aparte de lanzar un programa piloto para obtener datos concretos sobre personas en playas y lugares de interés, las medidas en sí son desconocidas. El gobierno ha puesto al director técnico de la Fundació Impulsa, Antoni Riera, a cargo de coordinar los esfuerzos. Estos incluirán diversos grupos de trabajo que se establecerán más o menos de inmediato. Se anticipan algunos resultados de estos grupos de trabajo para el otoño.
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