Aunque no aceptó un puesto en la administración de Trump, su cercanía a la Casa Blanca podría resultar en oportunidades de negocio lucrativas. En Washington, la apariencia de estar cerca del poder es casi tan valiosa como ocupar un cargo oficial. Muchos lobistas y consultores buscan vender su conexión con la administración entrante para atraer clientes y aumentar su influencia. A pesar de la controversia que rodea esta estrategia, sigue siendo una táctica común en la política de Washington. A medida que se acerca la toma de posesión republicana, los nombres de posibles candidatos para puestos administrativos circulan en los círculos políticos, cada uno esperando capitalizar su proximidad al poder. Aunque puede ser arriesgado apostar por una posición en la administración de Trump, el simple hecho de ser considerado para un puesto puede tener beneficios a largo plazo en términos de reputación y oportunidades de negocio. El ex congresista de California contrató a una agencia para que le ayudara a conseguir conferencias. Entre sus clientes se encuentran la Asociación Americana de Hospitales, el banco francés BNP Paribas y la asociación comercial de la industria de snacks SNAC International.
McCarthy ha pasado años tratando de recuperar el favor de Trump, luego del desgaste de su relación después de que McCarthy dijera públicamente que Trump era, al menos en parte, culpable del motín en el Capitolio el 6 de enero. Y después de la destitución del ex presidente, su jugo en Washington se había secado significativamente.
Pero más recientemente, McCarthy ha reparado su vínculo con el presidente entrante. Y tener su nombre en la carrera por jefe de gabinete ha ofrecido un tipo renovado de relevancia.
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