El Gobierno Balear va a crear un servicio de vigilancia marítima para reforzar la seguridad en el mar. El objetivo es proteger la costa y a las personas en áreas de alto valor ambiental y aquellas con mayor número de embarcaciones.
El ministerio del mar y del ciclo del agua creará una flota de 22 barcos semirrígidos, doce de los cuales se asignarán a puertos con el fin de proporcionar una gestión “óptima” y responder a las necesidades operativas. Los otros diez se utilizarán para inspección y control, centrándose principalmente en chárteres y turismo náutico.
Este nuevo servicio se contempla como parte de una reforma de las regulaciones que rigen la actividad de chárter náutico en las Baleares. El ministro, Juan Manuel Lafuente, dice que esta revisión es para reforzar la seguridad, combatir la intrusión y la competencia desleal, y garantizar la sostenibilidad del sector. Las enmiendas propuestas a las regulaciones están actualmente en consulta pública y para presentaciones ante la dirección de transporte marítimo.
Lafuente cree que el nuevo servicio “representará un salto cualitativo en nuestra capacidad para vigilar y gestionar la costa”. Proporcionará una acción más eficiente y efectiva para garantizar la protección del patrimonio natural y la seguridad de las personas, “garantizando que las actividades marítimas se lleven a cabo de una manera respetuosa con nuestro entorno”.
La creación del servicio parece ser una respuesta, al menos en parte, al incidente frente a Cala Bona en agosto del año pasado, cuando un yate chocó con un pequeño barco de pesca, causando la muerte de Guiem Comamala, de 22 años. Ha habido quejas crecientes sobre el gran número de barcos y la falta de control de algunas actividades relacionadas con el turismo. Por lo tanto, se han expresado preocupaciones sobre la seguridad.