Cualquiera que conduzca por las urbanizaciones de Orihuela Costa notará que nuevamente hay un bosque de grúas que salpican el horizonte. Parece que se han soltado los frenos de la industria de la construcción y hay otra loca carrera por construir en cualquier terreno vacante que fue reclasificado a un precio.
Varios grandes constructores tienen proyectos a gran escala, todos con la intención de amontonar la mayor cantidad de unidades de vivienda posible en las pequeñas parcelas de terreno, incluso en terrenos que no son adecuados, como el terreno en el fondo de la Carrer Cipres, una persona desconocida rellenó la barranca con el único propósito de construir en él, sin importarle que cuando llegue la próxima dana, gran parte del relleno podría ser arrastrado por el agua dejando las propiedades en una condición peligrosa o incluso colapsadas.
El individuo podría ser multado por rellenar la barranca, pero eso no se compara con los decenas de millones que ganaría, pero luego a quién podrían recurrir los propietarios cuando suceda, ya que ya hay demasiados ejemplos existentes en la Costa. Los promotores se han ido y el ayuntamiento simplemente se encoge de hombros.
Este es un problema mucho más grande de lo que los residentes de la Costa saben.
Otro desarrollo está en la Calle Isaac Albeniz de VillaMartín, donde se permitió al promotor construir a solo metros del borde de la barranca, pero cuando llegó la dana de 2019, eso fue el catalizador de problemas mucho mayores por venir, lo que resultó en que varias villas perdieran la mayoría de su jardín trasero, jardines desaparecidos, piscinas comprometidas.
Algunas propiedades han sido evacuadas debido a los temores sobre las estructuras cuando llegue la próxima DANA, SIN EMBARGO, al promotor se le permitió construir, se hicieron negocios en bares/restaurantes, supuestamente hubo sobornos, se otorgaron licencias.
El promotor ahora se ha ido o ha cambiado de nombre, las personas responsables de otorgar las licencias también probablemente se han ido, por lo que lo que tenemos es un enfrentamiento entre nuestro ayuntamiento y la CHS sobre quién es responsable.
Lo que era la norma en ese entonces solo se puede comparar con lo que está sucediendo hoy en día, sobre las licencias ridículas otorgadas, los asaltos a terrenos permitidos como la Finca Langostina por la que la familia ha estado luchando durante más de 20 años para proteger lo que legítimamente les pertenece. Es obvio que el dinero dicta las leyes en Orihuela, no las leyes de los hombres.
Cualquier chimpancé con muerte cerebral podría predecir que cualquier economía que dependa de ventas ilimitadas de viviendas nuevas está construida sobre cimientos de arena movediza. Uno debe cuestionar ¿dónde están los ilimitados compradores? Sin embargo, esta no es la pregunta más importante que se debe hacer. Más importante, con mucho, es la pregunta – ¿cuáles son las aspiraciones laborales de estos compradores de viviendas? La mayoría de la economía en la Costa de Orihuela se limita a la construcción.
Lo que es evidente en cualquier análisis de Orihuela Costa es que los concejales con sede en la ciudad de Orihuela han ignorado totalmente las necesidades de empleo de los posibles residentes de la Costa. ¿Cómo puede cualquier autoridad de planificación aprobar la construcción ilimitada de viviendas sin tener en cuenta las necesidades económicas de las personas que habitarán estas viviendas?
¿Se cree que estas viviendas solo se utilizarán como alojamiento vacacional? Lo que estamos presenciando es una construcción sin conciencia, un ayuntamiento impulsado por la codicia y las ambiciones personales individuales.