El Consejo de Seguridad de la ONU ha exigido que las fuerzas paramilitares sudanesas pongan fin a su asedio de ocho semanas a El Fasher, una ciudad en la región de Darfur donde la lucha ha provocado preocupaciones de genocidio.
El ejército de Sudán ha estado luchando contra las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) durante más de un año, en una guerra civil que ha matado a miles y ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares.
El Fasher es el último centro urbano importante en Darfur que permanece en manos del ejército de Sudán.
El consejo de seguridad ha pedido “un alto inmediato al combate” y la retirada de todas las tropas de la ciudad.
El consejo de 15 miembros adoptó el jueves una resolución redactada por Gran Bretaña, con 14 votos a favor, mientras que Rusia se abstuvo.
Expresó “grave preocupación” por la violencia en aumento y por informes creíbles de que las RSF están llevando a cabo “violencia motivada étnicamente” en la ciudad de El Fasher.
En un comunicado, el consejo instó a las fuerzas rivales a “buscar un cese inmediato de las hostilidades, que conduzca a una resolución sostenible del conflicto, a través del diálogo”.
La resolución instó a todas las partes a permitir que los civiles que deseen abandonar El Fasher lo hagan y a eliminar los obstáculos al acceso humanitario.
La enviada de Gran Bretaña ante la ONU, Barbara Woodward, dijo al consejo que “un ataque a la ciudad sería catastrófico para los 1,5 millones de personas que se refugian en la ciudad”.
“Este consejo ha enviado hoy una señal fuerte a las partes en conflicto. Este conflicto brutal e injusto debe terminar”, añadió.
Louis Charbonneau, de Human Rights Watch, dijo que la resolución “avisa a las Fuerzas Armadas Sudanesas y a las Fuerzas de Apoyo Rápido de que el mundo está observando”.
El consejo de seguridad también instó a los Estados miembros a “abstenerse de interferencias externas” y exigió el cumplimiento del embargo de armas en el país.
El último hospital en funcionamiento de El Fashir ha tenido que cerrar después de un ataque a la instalación.
Más de 130,000 residentes han huido de la ciudad debido a los combates entre abril y mayo, según la ONU.
Los expertos de la ONU advierten que la región de Darfur enfrenta un creciente riesgo de genocidio mientras la atención mundial se centra en los conflictos en Ucrania y Gaza.
Grupos de derechos humanos en Darfur han acusado a las RSF de usar la violación como arma de guerra, y de dirigirse a las personas Masalit de piel más oscura y a otros grupos no árabes en una campaña de limpieza étnica.
Pero las RSF afirman que no están involucradas en lo que describen como un “conflicto tribal” en Darfur.
Varias rondas de conversaciones de paz han fracasado en poner fin a la guerra, que comenzó cuando los dos generales que lideraban el ejército y las RSF respectivamente se pelearon.