Conflictos entre parejas cristianas por decisión judicial sobre embriones como niños en FIV.

Cuando Amanda y Jeff Walker enfrentaron la infertilidad, tuvieron un bebé a través de la fertilización in vitro, pero quedaron con embriones extra y muchas preguntas. Por otro lado, Tori y Sam Earle “adoptaron” un embrión congelado que otra pareja había creado 20 años antes. Mientras tanto, Matthew Eppinette y su esposa decidieron renunciar a la FIV por preocupaciones éticas y todavía no tienen hijos.

Todos estos casos están marcados por una fuerte fe cristiana, creyendo que la vida comienza en o alrededor de la concepción. Se enfrentan a preguntas importantes como: ¿Cómo construir una familia de acuerdo con sus creencias? ¿Es ética la FIV, especialmente cuando resulta en más embriones de los que una pareja puede utilizar?

El dilema refleja la antigua fricción entre la fe y la ciencia, en el centro de la controversia reciente sobre la FIV en Alabama, donde la Corte Suprema del estado dictaminó que los embriones congelados tienen estatus legal de niños.

El fallo causó que muchas clínicas de FIV detuvieran sus servicios, lo que generó una reacción violenta. Esto llevó a legisladores estatales a proponer proyectos de ley para proteger la FIV a nivel nacional.

Laurie Zoloth, profesora de religión y ética en la Universidad de Chicago, señaló que los argumentos sobre la FIV tocan dos ideas fundamentales en la democracia estadounidense: la libertad religiosa y quién es considerado una persona completa.

Para muchos evangélicos y otros cristianos, la FIV puede ser problemática y algunos piden más regulación y educación. Consideran que el proceso es inherentemente antinatural y tienen preocupaciones sobre la dignidad de los embriones humanos.

Kelly y Alex Pelsor, por ejemplo, recurrieron a la FIV después de intentar tener hijos de forma natural sin éxito durante dos años. Pasaron por un proceso lleno de miedo y dudas, pero finalmente decidieron seguir adelante con la FIV. Después de un procedimiento de recogida y la transferencia de embriones, Kelly dio a luz a una niña.

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Estos casos plantean dilemas éticos y morales importantes, especialmente en lo que respecta al destino de los embriones sobrantes. Muchas parejas se enfrentan a la difícil decisión de qué hacer con estos embriones, considerándolos como seres humanos.

En conclusión, la FIV plantea desafíos éticos y morales que deben ser abordados con sensibilidad y comprensión, especialmente desde una perspectiva religiosa. Cada pareja debe tomar decisiones que estén en línea con sus creencias y valores, buscando siempre el bienestar de los embriones y respetando la vida desde su comienzo.