La historia de la supervivencia de la bebé Aurora cuando las inundaciones golpearon Paiporta el 29 de octubre ha sido destacada como un gran ejemplo de cooperación comunitaria durante la tragedia de la DANA en Valencia.
Su historia de supervivencia se debió a los esfuerzos conjuntos de su madre y abuela; una vecina de Paiporta; y la Guardia Civil, ¡además de la ayuda de una maleta!
Flor viajaba en coche con su hija (de apenas un mes de edad) y su madre de 68 años después de una excursión de compras a Alfafar cuando una torrente de agua las sorprendió en el polígono industrial de Paiporta.
“Entré en pánico, no reaccioné a tiempo y el coche empezó a llenarse de agua,” dijo Flor.
A medida que la situación empeoraba, la madre de Flor, que viajaba en el asiento trasero, le pasó a Aurora a través del maletero para asegurarse de que no entrara en contacto con el agua.
Con la bebé en brazos, las dos mujeres caminaron luchando contra la corriente, pegándose a las paredes de los edificios y aferrándose a una valla para no ser arrastradas.
Luego fueron ayudadas por Azahara, una vecina de Paiporta, que había abandonado su coche.
La joven de 31 años dijo: “Una ola me arrastró pero logré bajar la ventanilla y salir como pude.”
Escuchó los gritos de auxilio de las dos mujeres y subió una valla para ayudarlas.
“Vi a la bebé Aurora, la llevé a un edificio cercano de venta al por menor,” dijo.
Una vez dentro, las tres mujeres, la bebé y dos hombres buscaron formas de protegerse del agua, que subía a un ritmo alarmante.
Encontraron una maleta en la que colocaron a Aurora y que, en caso necesario, podría servir como un objeto que la mantuviera a flote en seguridad.
“La cubrimos con chaquetas y un paño, lo importante era mantenerla a salvo,” dijo Azahara.
Asustadas de quedar atrapadas, rompieron una valla para intentar forzar una ruta de escape y buscaron objetos como puertas y ruedas que pudieran usar para flotar en caso de que el agua llegara al segundo piso donde se refugiaban.
“Fue una ratonera, si el nivel seguía subiendo nos ahogaríamos,” confesó Azahara.
Después de una odisea que duró horas, el grupo escuchó los gritos de los agentes de la Guardia Civil.
Flor dijo: “Fue una sensación indescriptible de alivio.”
Fueron llevados a una vivienda de un familiar de Azahara cerca del polígono industrial.
Un agente de la Guardia dijo: “Nunca solté a la bebé hasta que estuvo completamente a salvo,” añade uno de los guardias civiles.
Azahara dijo que nunca olvidará un beso en la frente que uno de los agentes le dio a la bebé Aurora después del rescate.
“Fue un momento de ternura en medio de tanto horror, ese gesto nunca saldrá de mi cabeza,” recordó.
Increíblemente, días después, Azahara regresó al almacén de coches para disculparse por los daños causados durante su búsqueda de seguridad y refugio.
Los propietarios le dijeron que lo más importante era que sus instalaciones salvaron vidas.