Cómo las células envejecidas ayudan o dificultan la curación.

¿Alguna vez has notado que una pequeña cortadura o raspadura parece tardar más en sanar a medida que envejeces? Esta experiencia común está vinculada a cambios que ocurren a nivel celular, específicamente con células llamadas células senescentes. Estas células han dejado de dividirse, básicamente “jubilándose”, pero no desaparecen simplemente.

Durante mucho tiempo, los científicos creyeron que estas células jubiladas eran principalmente perjudiciales, contribuyendo al proceso de envejecimiento y a diversas enfermedades. Sin embargo, nuevas investigaciones están revelando una historia más compleja: algunas células senescentes son realmente beneficiosas para la cicatrización de heridas, mientras que otras la obstaculizan.

¿Qué son las células senescentes y por qué las tenemos?

Tu cuerpo está compuesto por billones de células que se dividen constantemente para reemplazar las antiguas o dañadas. Este proceso de división celular es necesario para el crecimiento, la reparación y la salud en general. Sin embargo, las células no se dividen infinitamente. Hay un límite, a menudo llamado límite de Hayflick, para la cantidad de veces que una célula se divide. Cuando una célula alcanza este límite, o si experimenta un daño significativo, entra en un estado llamado senescencia celular.

Estas células senescentes no mueren, pero dejan de dividirse. Piensa en ellas como trabajadores jubilados. Ya no están produciendo activamente, pero aún influyen en su entorno. Inicialmente, los científicos veían a las células senescentes como principalmente perjudiciales. Estaban vinculadas a la inflamación y a diversas enfermedades relacionadas con la edad.

Esta visión negativa se derivó del hecho de que las células senescentes liberan una mezcla de moléculas señaladoras conocidas como fenotipo secretor asociado a la senescencia, o SASP. El SASP es como la red de comunicación de un vecindario. Algunos mensajes son útiles, como advertencias de peligro, mientras que otros son menos útiles, como chismes. De manera similar, algunos factores SASP promueven la reparación de tejidos, mientras que otros pueden desencadenar una inflamación perjudicial.

Varios factores provocan que una célula se vuelva senescente. Estos desencadenantes incluyen daño al ADN, estrés provocado por moléculas dañinas llamadas radicales libres (estrés oxidativo) y la activación de genes que promueven el crecimiento celular (oncogenes). Ciertas proteínas, como p21 y p16, desempeñan roles importantes en la iniciación y mantenimiento de este estado de senescencia. Estos desencadenantes son como diferentes razones por las cuales alguien podría jubilarse temprano. Podría ser debido a una lesión, agotamiento o simplemente a alcanzar cierta edad.

La acumulación de células senescentes está estrechamente vinculada al proceso de envejecimiento. A medida que envejeces, cada vez más de estas células se acumulan en tus tejidos, contribuyendo al declive de la función de los órganos y aumentando el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad. Este entendimiento de la senescencia como un proceso principalmente negativo preparó el escenario para nuevas investigaciones que revelaron un giro sorprendente: el papel dual de estas células en la cicatrización de heridas.

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El papel complejo de las células senescentes en la reparación de heridas

Aunque a menudo se asocian con el envejecimiento y las enfermedades, las células senescentes tienen un papel complejo en tu cuerpo, especialmente cuando se trata de la cicatrización de heridas. No todas las células senescentes son iguales. Por ejemplo, pueden clasificarse según la expresión de diferentes proteínas, como p16 y p21. Una investigación realizada en la Universidad de Connecticut se centró en los roles distintos de las células senescentes p16-altas y p21-altas en la cicatrización de heridas en la piel.

Estudios anteriores habían indicado que las células p16-altas jugaban un papel positivo en este proceso. Sin embargo, el papel de las células p21-altas era en gran medida desconocido. Los investigadores realizaron experimentos en ratones, eliminando selectivamente las células senescentes p21-altas. Descubrieron que al eliminar estas células, la cerradura de la herida se aceleraba en las ratones hembra en aproximadamente un 25%. Este descubrimiento reveló que las células senescentes p21-altas, a diferencia de las células p16-altas, tienen un efecto perjudicial en la cicatrización de heridas.

Una investigación adicional reveló que las células p21-altas tienden a originarse en tejido conectivo, piel y el sistema inmunológico, y tienen un perfil proinflamatorio, lo que sugiere que su impacto negativo en la cicatrización puede estar relacionado con una inflamación excesiva. Estos resultados resaltan la importancia de distinguir entre diferentes tipos de células senescentes al estudiar sus efectos en la cicatrización de heridas y otros procesos biológicos.

El impacto negativo de la senescencia persistente

Si bien algunas células senescentes contribuyen a la reparación temprana de heridas, otras obstaculizan la cicatrización, particularmente en heridas crónicas, que no sanan dentro de un marco de tiempo normal. Estos tipos de heridas son un problema común para personas con diabetes y adultos mayores.

La acumulación de ciertos tipos de células senescentes contribuye a la cicatrización retardada de heridas crónicas. Estas células causan una inflamación persistente e impiden la regeneración de tejido nuevo, impidiendo que la herida se cierre correctamente.

El SASP también juega un papel en este aspecto negativo de la senescencia. Ciertos factores del SASP promueven la inflamación continua, bloquean el crecimiento celular y descomponen la matriz extracelular. Esta descomposición es contraproducente para el cierre adecuado de la herida. En este contexto, el SASP interfiere activamente en el proceso de cicatrización en lugar de promoverlo.

Si bien las células senescentes juegan un papel útil en las etapas iniciales de la cicatrización de heridas, su presencia a largo plazo genera problemas significativos. Piensa en la cicatrización de heridas como un proyecto de construcción cuidadosamente orquestado. En las fases iniciales, las células senescentes actúan como gerentes de proyecto experimentados, coordinando la llegada de diferentes equipos de trabajo (otras células) y asegurando que las reparaciones iniciales se realicen de manera eficiente.

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Lo hacen liberando moléculas señaladoras, el SASP, que son como instrucciones y comunicación entre los diferentes equipos. Sin embargo, si estos gerentes de proyecto permanecen por demasiado tiempo, sus instrucciones se vuelven obsoletas o incluso contraproducentes, obstaculizando las etapas posteriores de la construcción. Esto es lo que sucede en las heridas crónicas.

Como se señala en una revisión publicada en Frontiers in Immunology, en heridas normales y agudas, las células senescentes aparecen brevemente y luego son eliminadas por el sistema inmunológico de tu cuerpo a medida que la herida sana. Esto permite que el proyecto de construcción progrese sin problemas a las etapas posteriores de reconstrucción y remodelación del tejido.

Sin embargo, en heridas crónicas, estas células senescentes persisten, liberando continuamente las señales del SASP. Esta señalización continua conduce a un estado de inflamación crónica, que interrumpe el proceso de cicatrización normal. Esta inflamación crónica impide que se forme tejido nuevo y saludable correctamente e incluso conduce a la descomposición del tejido existente. Las señales del SASP también estimulan a las células llamadas fibroblastos a producir cantidades excesivas de colágeno, un componente clave del tejido cicatricial.

Esta sobreproducción de colágeno conduce a la fibrosis, que además obstaculiza la cicatrización y causa molestias. El estudio también destaca cómo los cambios relacionados con la edad, como la disminución de la producción de colágeno y un sistema inmunológico más débil, empeoran estos efectos negativos en las personas mayores.

Senolíticos que apuntan a las células senescentes

Los científicos están explorando activamente formas de apuntar a las células senescentes en heridas crónicas y otras áreas del cuerpo. Un enfoque implica el uso de medicamentos llamados senolíticos. Estos medicamentos actúan como un equipo de demolición dirigido, eliminando selectivamente las células senescentes problemáticas.

Otro enfoque se centra en el uso de senomórficos, que actúan más como un consultor de gestión, modificando las señales liberadas por las células senescentes (el SASP) para reducir sus efectos perjudiciales sin matar las células mismas.

Si bien el estudio presentado sugiere que no todas las células senescentes son perjudiciales, otras investigaciones han encontrado que compuestos senolíticos naturales como la fisetina pueden prolongar la mortalidad en ciertos casos, como en aquellos con COVID-19, al reducir la carga de células senescentes.

La fisetina, un flavonoide, se encuentra en frutas y verduras, especialmente en fresas y manzanas. Si bien puede ser difícil obtener una cantidad terapéutica solo de los alimentos, agregar alimentos que contienen fisetina a tu dieta es una forma de promover un equilibrio saludable de células senescentes. La quercetina también actúa como un agente senolítico, incluso contra el crecimiento del cáncer mediado por la senescencia.

La quercetina se encuentra en muchos alimentos, incluidos cítricos, verduras de hoja verde, brócoli, manzanas, cebollas, té verde, uvas rojas, cerezas oscuras y bayas, como arándanos y arándanos. Entre estos, los niveles más altos se encuentran en las manzanas, especialmente en las cáscaras, cebollas, brócoli, cerezas, bayas y té verde.

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Para obtener una fuente especialmente concentrada, considera las cáscaras de cebolla. Pueden tener 77 veces más quercetina que la carne. Si bien consumir cáscaras de cebolla puede ser desagradable, considera beber un caldo hecho con cáscaras de cebolla para obtener efectos terapéuticos más potentes.

La quercetina también se encuentra en productos medicinales como el Ginkgo biloba, la hierba de San Juan (Hypericum perforatum) y el saúco (Sambucus canadensis). Si estás usando quercetina en forma de suplemento, considera tomarlo por la noche (con zinc) antes de acostarte y si no has comido durante al menos tres a cuatro horas para optimizar sus propiedades senolíticas.

Equilibrando los efectos de las células envejecidas para una mejor cicatrización

La investigación sobre las células senescentes ha revelado un panorama complejo. Estas células “jubiladas” desempeñan un papel dual en la cicatrización de heridas y probablemente en otras funciones biológicas. Algunos tipos de células senescentes ayudan a iniciar el proceso de cicatrización, mientras que otras pueden prolongarlo, especialmente en heridas crónicas.

La conclusión clave es que el contexto y el momento de la actividad de las células senescentes son importantes. Comprender este equilibrio es esencial para desarrollar terapias efectivas y reducir el envejecimiento prematuro. Este nuevo entendimiento de las células senescentes también abre posibilidades para mejorar la cicatrización de heridas, especialmente en adultos mayores que a menudo experimentan una cicatrización retardada.

Al apuntar a ciertas células senescentes, los científicos esperan promover un cierre de heridas más rápido y completo. Mantener un estilo de vida saludable también es importante para minimizar el daño celular y promover un envejecimiento saludable. Una dieta equilibrada, ejercicio regular y manejo del estrés contribuyen a reducir la acumulación de células senescentes perjudiciales.

Además, la oxidación de grasas aumentada interfiere con el metabolismo celular, lo que conduce a un envejecimiento acelerado y al desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad. Cuando tu cuerpo pasa de quemar glucosa a quemar grasas, crea un desequilibrio que resulta en estrés reductor y la acumulación de moléculas dañinas como las especies reactivas de oxígeno.

Este cambio metabólico interfiere con las funciones celulares, empujando a las células a un estado de senescencia. Reducir tu ingesta de ácido linoleico (LA), un ácido graso poliinsaturado común que se encuentra en muchos aceites de semillas, ayudará a mantener el equilibrio metabólico y prevenir el daño celular.

La clave para hacer esto es evitar los alimentos procesados, la mayoría de los cuales contienen aceites de semillas. Si bien la investigación en este campo está en curso, mantenerse informado sobre los últimos descubrimientos te capacita para tomar decisiones informadas sobre tu salud.