Cómo la decisión de Franco de cerrar la frontera de Gibraltar le salió mal: ‘Ahora somos más británicos que nunca’

La frontera entre España y Gibraltar se reabrió hace 40 años la semana pasada, después de 16 largos años de los esfuerzos del dictador español General Franco para castigar a los gibraltareños obligándolos a ser españoles.

Sin embargo, sus planes fracasaron espectacularmente y llevaron a una reorganización de la sociedad de Gibraltar comenzando por su lengua dominante, según el Ministro de Medio Ambiente de Gibraltar, John Cortes.

En una entrevista exclusiva con el Olive Press, Cortes dijo que la decisión de Franco de sellar la frontera en 1969 fue el catalizador dramático para la marginación de la lengua española una vez dominante en la Roca.

La decisión de Franco de castigar a los gibraltareños y aislarlos del continente “tuvo el efecto contrario al que él quería”, dijo el Ministro John Cortes al Olive Press.

“No convenció a la gente para unirse a España, de hecho los alejó. Y eso se reflejó en el idioma”, dijo el biólogo entrenado.

Dieciséis años de aislamiento de España, con dificultades económicas y la separación de amigos y familias, vieron tremendos reajustes en la sociedad de Gibraltar, especialmente en la forma en que la gente hablaba.

Según Cortes, de 68 años, le darían “un golpe con una correa de cuero por un hermano cristiano” si hablaba una palabra de español en la escuela primaria.

Esto se debía a que el español solía ser el primer idioma hablado en casa de muchos gibraltareños, por lo que el inglés se aplicaba estrictamente como el idioma de la educación y los negocios.

“Había un tabú sobre hablar español en la escuela”, dijo Cortes, antes de agregar rápidamente que nunca fue perseguido de manera más amplia como, por ejemplo, el catalán bajo Franco.

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Pero el cierre de la frontera hizo prácticamente imposible que una generación de gibraltareños se casara con sus vecinos españoles.

“Significó que menos gibraltareños tienen abuelos españoles, y aún menos tienen un padre español, por lo que simplemente se habla menos español”, reflexionó Cortes.

Mientras tanto, el sentimiento antiespañol llevó a las personas a cambiar a la televisión en inglés, mientras que una afluencia de británicos y otros extranjeros diluyó aún más la lengua española.

El último clavo en el ataúd del español, para Cortes, por así decirlo, fue el sistema de becas a universidades británicas que el gobierno de Gibraltar ofrece a los jóvenes, “así que todos estamos educados en Inglaterra”.

Estos factores llevaron a que el péndulo lingüístico se alejara inexorablemente del español hacia el inglés, ya que Gibraltar se ha vuelto más anglicizado que nunca.

“Hoy somos mucho más británicos de lo que hemos sido en el pasado”, concluyó Cortes.