El CEO de Google Deepmind, Demis Hassabis, tuvo un inicio inesperado en el mundo del ajedrez: se convirtió en un campeón a una edad temprana.
Antes de recibir el Premio Nobel de Química en 2024 por crear un software de IA que predijo estructuras de proteínas, Hassabis era un prodigio del ajedrez que comenzó a jugar a los cuatro años. A los 13 años, ya competía contra adultos en competiciones internacionales.
En una conferencia reciente en la Universidad de Cambridge, Hassabis, de 48 años, explicó que el ajedrez lo llevó a reflexionar sobre el proceso mental detrás de los pensamientos complejos.
“¿Cómo genera nuestra mente estos planes, estas ideas?” se preguntó Hassabis. “Para mí, más fascinante que los juegos que jugaba era el proceso mental que los acompañaba”.
Su primera experiencia con la programación fue a través de una computadora de ajedrez electrónica cuando era niño. Aunque inicialmente estaba interesado en probar diferentes estrategias de ajedrez en la computadora, pronto se sintió atraído por cómo funcionaba el sistema y cómo alguien lo había programado para jugar al ajedrez.
En su adolescencia, Hassabis intentó construir sus propios programas de IA en una computadora casera, la Amiga 500. Desde entonces, se “enganchó” a la IA y decidió dedicar su carrera a hacer avances en el campo.
En 2010, Hassabis cofundó la compañía de IA Deepmind, la cual fue adquirida por Google en 2014 por más de $500 millones. Posteriormente, creó Alphazero en 2017, un programa de IA que solo necesitaba las reglas del ajedrez y cuatro horas de jugar contra sí mismo para convertirse en el mejor jugador de ajedrez de la historia, superando a los maestros humanos.
En 2024, Hassabis recibió el Premio Nobel de Química junto a su colega y director de DeepMind, John Jumper, por crear un modelo de IA, Alfafold2, que predijo con precisión las estructuras complejas de casi 200 millones de proteínas en cuestión de minutos. Este modelo ha sido utilizado por más de dos millones de usuarios en 190 países, contribuyendo a avances en áreas como el Parkinson y la resistencia a los antibióticos.
Hassabis mencionó en una conferencia que el desarrollo de una nueva droga lleva un promedio de 10 años y miles de millones de dólares. Sin embargo, cree que la IA podría acelerar este proceso significativamente, pasando de años a minutos o incluso segundos.
En una charla con empleados de DeepMind en Londres, Hassabis expresó su creencia de que la inteligencia artificial superará la inteligencia humana en la próxima década.