Cómo diagnosticar y tratar la osteoartritis

La osteoartritis (OA), la forma más común de artritis, es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que afecta a 32,5 millones de adultos en los EE. UU.1 A nivel mundial, aproximadamente 595 millones de personas viven con la condición, un aumento del 132% desde 1990.2
La osteoartritis ocurre cuando el cartílago protector que amortigua los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo. Aunque la osteoartritis puede dañar cualquier articulación, la articulación de la rodilla es la más afectada, seguida de la cadera y la mano.3 Aunque no hay una cura conocida para la osteoartritis, generalmente progresa lentamente.
Esto significa que puede tomar medidas para reducir el daño adicional de la enfermedad, como evitar la obesidad y hacer caldo de huesos rico en colágeno. Los científicos también están trabajando en métodos para la detección temprana, lo que permitiría que el tratamiento comience antes de que ocurra el daño en las articulaciones.
La osteoartritis se diagnostica típicamente después de que el daño está hecho. La osteoartritis generalmente se diagnostica en base a una combinación de síntomas clínicos, exámenes físicos y pruebas de diagnóstico, incluidas las radiografías. Los síntomas clave de la osteoartritis incluyen:
Dolor y sensibilidad en las articulaciones: las articulaciones afectadas pueden doler durante o después del movimiento.
Rigidez: la rigidez articular puede ser más notable al despertar por la mañana o después de un período de inactividad.
Pérdida de flexibilidad: puede haber una pérdida de flexibilidad en la articulación afectada.
Sensación de rechinamiento: es posible que sienta una sensación de rechinamiento o escuche un sonido de crujido o pop cuando use la articulación.
Espuelas óseas: estos fragmentos adicionales de hueso, que se sienten como bultos duros, pueden formarse alrededor de la articulación afectada.
Tu médico preguntará acerca de tales síntomas y cuánto tiempo los has tenido, así como si has tenido lesiones pasadas o participas en actividades que podrían contribuir al daño articular. Por ejemplo, según la Alianza de Acción contra la Osteoartritis (OAAA):4
“Ciertas ocupaciones (por ejemplo, construcción, atención médica, agricultura, aplicación de la ley, servicios de emergencia, militares) que implican estar de pie prolongadamente, en cuclillas, levantar, arrodillarse y movimientos repetitivos con el consecuente estrés mecánico excesivo en una articulación, aumentan el riesgo de OA y pueden empeorar los síntomas.
La osteoartritis y el dolor de espalda son los diagnósticos más comunes relacionados con la separación por discapacidad del ejército, tanto durante períodos de paz como de guerra.
Los deportes profesionales de alto impacto (por ejemplo, hockey, fútbol y fútbol americano), donde no solo hay carga repetitiva con fuerza excesiva, sino también mayor traumatismo articular, pone a los jugadores en riesgo de OA. Además de los atletas de élite (fútbol, carrera de larga distancia, levantamiento de pesas y lucha libre), los atletas de fútbol no élite también están en riesgo de desarrollar OA.”
Se utilizan comúnmente radiografías para diagnosticar la osteoartritis, ya que pueden revelar cambios en la estructura articular. El problema es que para cuando la osteoartritis es visible en una radiografía, la articulación ya está dañada. Sin embargo, la investigación sugiere que un diagnóstico más temprano puede ser posible.

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