Cindy Ngamba es la primera atleta refugiada en ganar una medalla olímpica

Cindy Ngamba, boxeadora de la Selección Olímpica de Refugiados, hizo historia el domingo al convertirse en la primera atleta refugiada en ganar una medalla olímpica. La joven de 25 años, originaria de Camerún, ofreció esperanza para el equipo olímpico de refugiados creado para llamar la atención sobre la situación de los refugiados en todo el mundo.

La victoria de Ngamba en los Juegos de París se produjo después de una intensa pelea con la boxeadora francesa Davina Michel en los cuartos de final de los 75 kilogramos femeninos frente a una apasionada multitud francesa.

Ngamba, quien gritó y levantó el puño al ganar, ha asegurado al menos una medalla de bronce al avanzar a las semifinales el viernes por la noche. Se enfrentará a Atheyna Bylon, quien aseguró que Panamá obtendría su cuarta medalla olímpica con su propia victoria poco después de la pelea de Ngamba.

“Significa mucho para mí ser la primera refugiada en ganar una medalla”, dijo Ngamba a los periodistas. “Quiero decirles a todos los refugiados del mundo … sigan trabajando duro, sigan creyendo en ustedes mismos.”

Ella fue la abanderada de los 37 atletas que conforman el equipo olímpico de refugiados más grande desde que la idea surgió antes de los Juegos de Verano de Río de Janeiro en 2016. El Comité Olímpico Internacional creó el equipo como una forma para que los atletas desplazados y migrantes participen plenamente en los Juegos Olímpicos sin la ayuda de federaciones nacionales.

Ngamba se mudó al Reino Unido a la edad de 11 años y dijo que le concedieron estatus de refugiada en 2021 porque habría podido ser encarcelada por ser gay en Camerún. Ha dicho que el boxeo ha sido su escape del caos, y también la ha llevado al escenario internacional.

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Ngamba, quien sorprendió a la ex campeona mundial Tammara Thibeault de Canadá en su primer combate, ingresó a su pelea del domingo de manera agresiva contra Michel, esquivando rápidamente los golpes de la boxeadora francesa. Michel recibió fuertes ovaciones de los fanáticos franceses, mientras que Ngamba dijo que escuchó abucheos en la Arena Norte de París.

“Creo que solo escuché abucheos mientras entraba al ring”, dijo Ngamba, agregando que los espectadores eran simplemente otro grupo de personas que no creían en ella a lo largo de su camino para llegar a donde está hoy.

El éxito de Ngamba y otros atletas del equipo de refugiados llega en un momento de migración récord y cuando 100 millones de personas en todo el mundo han sido desplazadas a la fuerza de sus hogares. El equipo olímpico de refugiados casi se ha cuadruplicado en tamaño desde su debut.

El equipo es “un símbolo de inclusión, de igualdad, de logro para una gran comunidad en todo el mundo de refugiados y personas desplazadas”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, en una entrevista con AP la semana pasada.

Grandi felicitó a Ngamba, escribiendo en X: “¡Nos haces sentir muy, muy orgullosos! Y ahora, ¡rumbo al oro!”.

El equipo de refugiados fue una de las primeras delegaciones olímpicas en navegar por el río Sena en la ceremonia de apertura la semana pasada.

La victoria de Ngamba llega en un momento en que el boxeo femenino ha sido objeto de intensa atención en los últimos días, ya que las boxeadoras Lin Yu-ting de Taiwán e Imane Khelif de Argelia enfrentaron una cascada de abusos en línea, con comentarios falsos que las describían como transexuales o hombres. Ambas boxeadoras ganaron sus combates este fin de semana, mientras que el COI respaldó a ambas mujeres y advirtió contra convertir la competencia en una “caza de brujas”.

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Mirando hacia su próximo combate, Ngamba quiere seguir enviando un mensaje de esperanza a los refugiados en todas partes, diciendo que aunque tiene asegurada al menos una medalla de bronce, va por el oro.

“Con suerte, en la próxima ronda, haré el trabajo, no con suerte. Lo haré”, dijo con una sonrisa.

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