Bob Trevino Likes It es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas que he visto este año. Escrita y dirigida por Tracie Laymon en su debut en largometrajes, esta joya independiente toma una premisa aparentemente simple (basada en una historia real) y la transforma en una profunda exploración de la conexión humana, la sanación y la inesperada belleza de la familia encontrada. Es una película que te atrapa, envolviéndote en su calidez antes de entregarte un golpe sincero que perdura mucho después de que se encienden las luces.
En el corazón de este triunfo está Barbie Ferreira, cuya interpretación como Lily Trevino es simplemente reveladora. Ferreira aporta una vulnerabilidad cruda y sin guardia al papel de una joven que lucha con el abandono y una necesidad desesperada de amor. Su actuación es una clase magistral en equilibrar la resistencia con un dolor arraigado, convirtiendo a Lily en un personaje por el que no puedes evitar animar. Cada lágrima que derrama, – y hay muchas – se siente merecida, y al final de la película, no creo que hubiera una sola mujer en el teatro que no estuviera llorando. Vi pañuelos salir de aquí para allá, un testimonio de la capacidad de Ferreira para conectar con la audiencia a un nivel instintivo.
John Leguizamo, como el titular Bob Trevino, también es fantástico, ofreciendo una actuación que irradia una fuerza tranquila y compasión. Su Bob es un alma gentil, un trabajador de la construcción que lleva su propio dolor no expresado, y que encuentra propósito en la amistad improbable que florece con Lily. La química entre Ferreira y Leguizamo es eléctrica pero sutil, fundamentando la película en una sinceridad que nunca se siente forzada. Sus escenas juntos, – ya sea compartiendo un comentario sarcástico o un tierno momento de comprensión – son el corazón latiente de la película, mostrando a dos actores en la cima de su habilidad.
Lo que distingue a Bob Trevino Likes It es su abrazo valiente de la emoción sin caer en el melodrama. El guion de Laymon, inspirado en su propia vida, camina por una cuerda floja entre el humor y la desolación con una gracia notable. La película encuentra risas en la absurdez de Lily haciendo amistad con un extraño con el nombre de su padre en Facebook, solo para descubrir un lazo que llena el vacío dejado por su familia biológica. Es una especie de cuento de hadas moderno, pero uno enraizado en la realidad desordenada y hermosa de las relaciones humanas.
La narración es otra fortaleza, desarrollándose a un ritmo que permite a cada personaje respirar y crecer. No hay prisa hacia la resolución, ni giros argumentales forzados para llevar la narrativa adelante. En cambio, Laymon confía en sus actores y su historia, dejando que pequeños momentos significativos – como Bob y Lily visitando un refugio de animales – se construyan hasta un clímax de sentimientos.
A pesar de todo su peso emocional, Bob Trevino Likes It nunca pierde de vista la esperanza. Es una película que cree en el poder de la bondad, en la idea de que incluso los más rotos entre nosotros pueden encontrar consuelo en los demás. Este optimismo no es ingenuo; es ganado con esfuerzo, lo que hace el mensaje edificante de la película aún más poderoso. En un año lleno de cinismo, esta película destaca como un faro de luz, recordándonos el bien que puede surgir al abrir nuestros corazones. Al terminar los créditos, el teatro era una sinfonía de sollozos y suspiros suaves, la gente secándose los ojos con pañuelos arrugados. Es raro ver una película unir a los espectadores en una experiencia emocional compartida, pero Bob Trevino Likes It lo logra sin esfuerzo. Es el tipo de película que genera conversaciones, que quieres recomendar a todos tus conocidos solo para ver su reacción.
Bob Trevino Likes It, ya está en los cines Luna Palace.
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