It’s clear that Apple Cider Vinegar is treading a fine line between telling a compelling story and respecting the legal and ethical implications of portraying real-life events. By including disclaimers and carefully distinguishing between factual reporting and creative license, the series aims to provide a nuanced portrayal of Belle Gibson’s deception and its impact on those around her.
As viewers watch the series, they are prompted to consider the blurred lines between truth and fiction, the responsibilities of storytellers when depicting real events, and the consequences of unchecked influence and deception in the age of social media. Apple Cider Vinegar serves as a cautionary tale and a reminder of the power and pitfalls of storytelling in the digital age.
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“Strauss dice que nadie involucrado en Apple Cider Vinegar ha contactado a Gibson, y que su consejo legal fue que no tenían que hablar con su controvertido sujeto; dice que las repercusiones de Baby Reindeer “no han sido parte de nuestras conversaciones con Netflix en absoluto”. The Guardian Australia ha intentado comunicarse con Gibson para obtener comentarios sobre su representación en el programa, pero no recibió respuesta.
Pero, según cuenta Strauss, también hay razones artísticas para mantenerse alejados de la vida real de Gibson. “No tener contacto con las personas te da más licencia para crear”, dice ella.
Si vas a pasar siete años en un proyecto, debes levantarte todos los días y lanzarte contra la pared”, afirma Samantha Strauss.
Strauss habla de “mi Belle” al explicar su imaginación de una mujer cuya patología y motivaciones siempre han permanecido elusivas. El equipo habló con psicólogos en el curso de su escritura, pero se detuvieron antes de diagnosticar a Gibson; en el programa, se la presenta como una fantasiadora de toda la vida que finge enfermedades como un atajo para recibir atención, simpatía y el amor tan anhelado.
Apple Cider Vinegar toca la difícil infancia de Gibson, extraída del libro de Donnelly y Toscano: Gibson afirmó que dejó su hogar a los 12 años, viviendo en un momento dado con un colega mucho mayor. Cuánto humanizar a su personaje principal fue un acto de equilibrio delicado para Strauss.
“No quería que la respuesta para mi Belle fuera simplemente ‘una infancia difícil’. Quería que fuera más complicado que eso”, dice Strauss. “Pero creo que ese es todo el juego: encontrar empatía en la escritura, pero no cruzar la línea… Nunca quise absolverla de lo que hizo”.
Apple Cider Vinegar nunca absuelve a Gibson, quien en su mayoría es representada como villana. Ya sea que haya alguna repercusión legal para Netflix, es probable que la simpatía pública por Gibson sea escasa. Se encontró que la ex influencer participó en conductas engañosas y desleales y fue multada con $410,000 en 2017, pero casi ocho años después, su deuda ha crecido a más de $500,000 con multas e intereses, y sigue sin pagarse. Los últimos informes sobre Gibson la tienen afirmando ser “adoptada” en la comunidad etíope de Melbourne, llamándose a sí misma Sabontu y hablando en inglés roto.
Dadas las dudosas moralidades y acciones cuestionables de Gibson, Strauss dice que luchó con la decisión de destacar su historia para la audiencia global de Netflix.
“Mucho. Realmente una gran cantidad”, dice ella. “No quiero hacer un trabajo que cause daño en el mundo… Si vas a pasar siete años en un proyecto, debes levantarte todos los días y lanzarte contra la pared. Es difícil y es largo, y puede que no suceda.
“La única forma de hacerlo es, para mí, sentir que estoy haciendo algo importante o tengo algo especial que decir. Y siempre sentí que era así”.