El ayuntamiento de Málaga tiene como objetivo acabar con el consumo excesivo de alcohol en la calle que a menudo tiene lugar cada año durante la famosa feria de agosto.
La celebración de una semana combina el flamenco diurno, la música y los desfiles en el centro de la ciudad con la juerga nocturna en el Cortijo de Torres, con puestos, atracciones de feria y bailes hasta el amanecer.
Sin embargo, las festividades también son conocidas por ser el momento en el que los malagueños realmente se desmelenan, y a menudo participan en binge drinking que haría sonrojar a sus homólogos británicos.
Por ello, los cambios recientemente anunciados implicarán una prohibición general de beber fuera de los locales autorizados tanto en el centro histórico como en la zona de la feria del Cortijo de Torres.
Podría significar el fin de la popular tradición española del botellón, donde los juerguistas se reúnen para fiestas callejeras improvisadas con sus propias bebidas.
Aunque el ayuntamiento se reserva el derecho de designar zonas específicas para beber, la nueva ordenanza representa uno de los mayores cambios en las normas de la Feria desde 2018, acercando la semana festiva más a eventos regulados vistos en otras ciudades europeas.
Los negocios locales también enfrentarán restricciones más estrictas, ya que los bares y vendedores de comida estarán prohibidos de vender alcohol para consumo al aire libre, lo que marca un cambio significativo con respecto a las prácticas de años anteriores.
En otro cambio significativo que podría afectar al turismo, los operadores de casetas tendrán la potestad de negar la entrada a visitantes que lleven ropa de playa, incluidos trajes de baño y chanclas, así como a aquellos que vistan ropa deportiva como zapatillas de entrenamiento y pantalones cortos.
Los tradicionales paseos en carruajes tirados por caballos, una gran atracción turística, ahora estarán restringidos a operar entre las 12pm y las 7.30pm, permitiendo que la limpieza comience a las 8pm.
Para los negocios que esperan asegurar una caseta en la Feria, las solicitudes deben presentarse entre el 1 de febrero y el 1 de marzo.
Las nuevas regulaciones requieren una planificación detallada, incluyendo listados de personal, especificaciones técnicas y descripciones claras de las actividades previstas y el público objetivo.
El proyecto de ordenanza del ayuntamiento, actualmente en revisión pública, también enfatiza el control del ruido en el centro histórico, con una programación estricta de actuaciones para garantizar que los residentes puedan descansar durante las festividades.
Estos cambios radicales marcan un cambio significativo lejos del ambiente más relajado y no regulado que ha caracterizado ediciones anteriores del evento veraniego estrella de Málaga.