La confusión reinaba en la frontera entre España y Portugal el Día de Año Nuevo, ya que tanto las cabinas de peaje como los letreros de pago seguían en su lugar en el primer día en que se suponía que serían abolidos.
Las puertas de peaje en la autopista A-22 entre Ayamonte en España y Castro Marim en Portugal, que llevaban cobrando a los conductores durante 13 años, se suponía que serían oficialmente eliminadas el 1 de enero de 2025.
Sin embargo, los funcionarios fronterizos confirmaron que no habían recibido ninguna notificación oficial sobre los cambios, a pesar del anuncio del gobierno ampliamente publicitado.
A lo largo del Día de Año Nuevo, se vio a docenas de automovilistas confundidos detenerse en los puntos de pago, intentando pagar con tarjetas de crédito que las máquinas, aunque aún estaban encendidas, no aceptaban.
La única cambio visible, según los funcionarios fronterizos, era que “los tres semáforos en los tres puntos de pago ahora están fijos en rojo, cuando normalmente están en verde, solo cambiando a rojo cuando alguna de las máquinas no está operativa en ese momento.”
Los peajes, introducidos por primera vez en 2011 durante la crisis financiera de Portugal, habían sido una fuente de tensión entre la región del Algarve y Huelva en España.
Empresas y residentes argumentaron que las tarifas dificultaban el comercio y el turismo, convirtiendo la Via do Infante en una carga financiera en lugar de un enlace transfronterizo.
Alberto Fernández, el alcalde de Ayamonte en el lado español, dio la bienvenida al fin del peaje, afirmando “estamos muy contentos, no solo aquí sino en toda la provincia de Huelva.”
Señaló que el peaje actuaba como una barrera: “Una persona de Faro que quiera venir a comer o comprar en Ayamonte, además del combustible y el costo de la comida o productos que compren, tiene que pagar un precio adicional por la infraestructura que también se hizo con fondos europeos.”
Carmen Báñez de la Cámara de Comercio de Ayamonte dijo que la eliminación del peaje elimina un costo para las empresas españolas, cuyos “bienes y productos aumentaron de precio, siendo menos competitivos en comparación con las empresas portuguesas.”
Antonia Pérez, presidenta de la Asociación de Comerciantes AlCentro, destacó que más allá de la carga financiera, el peaje creaba una “barrera psicológica” y señaló que el “complicado sistema de pago de Portugal” había disuadido a muchos visitantes.
La decisión de eliminar el peaje se produjo después de que la Asamblea de Portugal aprobara una ley propuesta por el ex primer ministro Antonio Costa en mayo pasado.
Sin embargo, el caótico primer día de implementación, con todos los letreros y la infraestructura de pago aún en su lugar, sugiere que aún se deben superar algunos obstáculos administrativos antes de que la transición esté completa.
Por ahora, los viajeros pueden pasar por las puertas de peaje sin pagar, a pesar de la presencia confusa de máquinas de pago y letreros que sugieren lo contrario.